Muriendo de silencio
Le dolía el pecho. Profundamente. No encontraba analgésico que la calmara. Los rayos X mostraban una protuberancia extraña. Sólida. Al final, la operación fue la única salida. El cirujano movía la cabeza de lado a lado, incrédulo.
Un ovillo de palabras no dichas, atado con una arteria, cubría al corazón.
Un ovillo de palabras no dichas, atado con una arteria, cubría al corazón.
Por eso no hay que callarse ni una. Se sueltan y si eso...que sufra el otro.
ResponderEliminarUn saludo.
Gracias por tu comentario. Discrepo con hacer sufrir al otro, pero estoy de acuerdo en hablar. Saludos
EliminarLeído tu cuento me saltó a la memoria la Rima XXX de Bécquer: "¿Por qué callé aquel día?" Tu protagonista es mujer y el de Bécquer varón, pero aplica a ambos...Para quien lo haya vivido debió ser muy doloroso... pero seamos optimistas: ¡Siempre hay un cirujano en nuestra vida 1
ResponderEliminarMe encanta tu visión positiva y esperanzadora, por supuesto que siempre hay cirujanos! También la escritura cumple esa función. Sobre la Rima de Bécquer es una de mis preferidas, no la tuve en cuenta para escribir pero puede ser que la tenga en el inconsciente ( seguro que todo lo leído nos forma y surge de un modo u otro) Gracias por leerme. Saludos
EliminarEn lugar de 1 : !
ResponderEliminarSoltarlas, eso es lo que hay que hacer, sin embargo entiendo perfectamente ese dolor. Lo mejor es ese cirujano que la ayudará. Un beso.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu empatía!!! Un beso
EliminarExcelente relato! con sorpresa al final. Sutil. Felicitaciones, Macarena!
ResponderEliminarSaludos
Muy amable por considerarlo excelente, qué lindo que te haya gustado! Gracias por leerme y por las felicitaciones.
EliminarSaludos.
El peor dolor es el que se queda dentro, en silencio para los demás y en perpetua conversación con nosotros mismos.
ResponderEliminarExcelente microrrelato. Original y certero. Uy bien escrito.
Enhorabuena.
Besos.
Pablo
Muchas gracias por tu valoración y sensibilidad en descubrir el dolor encerrado, que ya duele menos desde que es compartido. Quién no lo ha sentido,verdad?
EliminarBesos
Sorpresivo y anunciador relato el tuyo de los males mayores que acarrea el sufrimiento silencioso por no ser asertivo. Conjugas con mucho acierto, según mi entender, relato y realidad en esta pequeña cápsula viajando hacia los sueños que es un cincuenta.
ResponderEliminarSaludos, Macarena.
Siempre es un aliciente saber que un lector se sorprendió y pudo sentir con lo que uno escribió!! Muchas gracias por tu juicio,lo valoro mucho.
EliminarSaludos, Manuel.
Excelente !
ResponderEliminarMuchas gracias!!!! Feliz de que te parezca así!!!
Eliminar