Nada más que feliz
El Ambrosio viejo despertó una mañana extrañamente feliz. Al levantarse tuvo la sensación de sacudirse del más extraño letargo padecido a lo largo de toda su vida. Ya no pudo ser el mismo de noche ni de día, pero siempre lo veían con su extraña felicidad irradiando en su rostro.
¿Olvidó quién era o aceptó quién era?
ResponderEliminarDa para pensar.
Feliz día.
Imagino que en su cabeza volvió a ser niño porque, ¿quiénes más felices que los niños? Una historia muy tierna. Suerte, Luis Ignacio.
ResponderEliminarUn saludo.
Qué bonito cuando comprendes qué la felicidad es una actitud, una forma de mirar que depende casi por completo de nosotros mismos un abrazo Luís Ignacio
ResponderEliminarHola, Luis Ignacio.
ResponderEliminarCuando la felicidad le embarga a uno, con independencia de su edad, lo que tiene que hacer es disfrutarla. parece que a tu protagonista le coge por sorpresa, o sea, que no es un actitud suya deliberada. Con la alta edad suceden esos fenómenos extraños y retroactivos de la memoria que, insisto, si procuran dicha, bienvenidos sean. Buen texto. Un abrazo.
Parece que Ambrosio por fin conoció la felicidad, nunca es tarde si la dicha es buena, probablemente había descubierto que su nombre significa inmortal, aunque... No, no creo que fuese ese el motivo.
ResponderEliminarSeguiré intentando saber como Ambrosio llegó a donde todos queremos.
Un saludo
La felicidad es un bien tan preciado que no tiene importancia el por qué.
ResponderEliminarSaludos,
Alguien infeliz
Gracias a todos por sus comentarios y por leer mi texto. por cuestiones personales me encontraba ausente y no me había percatado que ya se publicó y estaba esperando. Un cordial saludo para todos queridos amigos escritores y lectores
ResponderEliminarEs feliz ahora que lo olvidó todo, o solo lo malo, ¿Cómo ha hecho?
ResponderEliminarUn beso.
Gracias, Maite, por leerme, creo que este cuento no estaba completo si faltaba que lo comentaras. Creo que el personaje se encontró con la felicidad y solo quiso seguir siendo feliz. Un saludo y te cuento que te estoy leyendo. Hasta pronto.
EliminarLuis, tu relato tiene Magia. Has creado un personaje enternecedor, de los que conoce la felicidad y se queda a vivir con ella. Además, no solo vale una buena idea, sino contarla bien, y te aseguro que la has contado estupendamente.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho.
Me ha recordado un poco a aquel personaje de la canción “Castillos en el aire”, de Alberto Cortez.
Un abrazo.
Pablo
Gracias, estimado Pablo, me halaga mucho tu comentario. Voy a escuchar la canción de Alberto Cortez y me alegra que te haya gustado. Un abrazo cordial.
EliminarDa cobijo a la felicidad en su vida, sin dejar ya que se aleje. Me ha gustado, Luis. Un abrazo.
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