Protección
Estiró la mano y, aunque la cama se encontraba tan vacía como ayer, cada milímetro de su cuerpo se llenó en un instante del más dulce calor. Alguien, desde lo más alto, la seguía cuidando. La joven sonrió con infinita dulzura. Por hoy, las pesadillas del pasado no la atacarían.
Un poco de zozobra me crea el relato, por el dulce calor y y quién la cuida, no sé qué pensar, ¿Dios?, ¿el de las pesadillas?, ¿un familiar?
ResponderEliminarUn beso.
Me sugiere que esa persona amada que se fue al otro mundo, la sigue vigilando desde el más allá y ella lo sabe.
ResponderEliminarMuy bonito. Patricia.
Besos.
Pablo