Sacrificio y entrega
Exhausto tras la faena, fuma un cigarrillo en cubierta. Es su última marea y su mente anhelante surca el océano hasta tierra firme. Por estribor, una colosal ola rompe arrastrando el cuerpo desprevenido de Nico, engulléndolo bajo las gélidas aguas de un mar que jamás brinda riquezas sin cobrarse tributo.
Prima, lo has vuelto hacer. El mar se ha cobrado su tributo, y lo siento por Nico, pero a nosotros. Os ha dejado una historia llena de frases para enmarcar. Precioso.
ResponderEliminarMe ha encantado. 😘
Me ha encantado la última frase. Al final, de una forma u otra, tendremos que devolverle al mar todo lo que le estamos quitando.
ResponderEliminarY tanto, que era su última marea.
Muy bueno, Matri. Muchos besos.
El mar es fuente de subsistencia. Cuando se estudia la posibilidad de vida en otros planetas lo primero que se buscan son rastros y vestigios de agua, actual o pasada. No obstante, el mar también tiene sus propias leyes, entre ellas, la que le permite cobrarse sacrificios de vez en cuando, sin avisar, que a la vez sirve de recordatorio a los hombres de lo pequeños que son frente a él, que nunca deben perderle el respeto.
ResponderEliminarUn relato de vida y muerte que lleva a la reflexión, en especial tras la última y demoledora frase.
Un abrazo, Matri
Muy bueno, leyéndolo se percibe el aroma del salitre. Enhorabuena.
ResponderEliminarUn saludo.
Hola, Matrioska.
ResponderEliminarA por el mar, que ya se adivina, dice el gran Luis Eduardo Aute: Promesa y semilla de libertad: Vuelan las alas del agua como palomas de escarcha, y el mar no es azul sino vuelo de tu imaginación (Matri). Mucho más modestamente escribí: Que el mar no se ha hecho sino para admirarlo no lo sabe el hombre. El mar le devuelve la moneda, su grandeza, su poderío inmenso, en las maderas escupidas. La mar océana es un buen servidor pero un mal amo. "La gimiente tirantez del velamen en la bordada previa a aquel primer (y definitivo) naufragio", escribe José Manuel Caballero Bonald. La que engulle a Nico, seguramente el grumete del barco, el Paquiño, de un texto de mi autoría que quizá leáis por aquí. El mar sin usura, ese descomunal y líquido Leviatán, ávido de acabar con las vidas de los peces que de él huyeron impelidos por la curiosidad, peces sediciosos, para convertirse en hombres, esos seres en continua perplejidad, en desconcierto de grado sumo, severísimo. Esa represalia está en tu texto. El sentimiento trágico de la vida. Mi más muy mayor enhorabuena y un beso cálido y admirado.
Una imagen poderosa en un contexto natural para hacernos reflexionar sobre la fugacidad de esta flor hermosa que es vivir. Nunca parece buen momento para partir. Que la mar decida.
ResponderEliminarUn abrazo, Matrioska.
Como siempre, nos haces sentir el olor a tabaco, oír el rumor del mar, y el rugir de esa ola al tragar a Nico. Y todo en cinemascope. Bicos a a esgalla
ResponderEliminarEl mar es vida, pero, inmisericorde, arrebata existencias y engulle anhelos. Lo has plasmado de una forma triste a la vez que preciosa. Un abrazo, Matrioska.
ResponderEliminarEl inmenso poder del mar asoma en tus letras, Matrioska. Es origen de vida, nos sustenta si faenamos sus aguas, como hace Nico, y nos arrastra hacia el morir. La escena, trágica, queda impregnada del olor del cigarrillo y del salitre, del fragor de las olas y de los anhelos frustrados del protagonista, con la mente en tierra firme.
ResponderEliminarMagnífico relato. Besos.
A veces la naturaleza ataca por la espalda cuando con el exceso de confianza hacemos un lugar de descanso.
ResponderEliminarEl hombre frente al medio, la placidez del control frente al sobresalto de lo inesperado. La fuerza de la lengua de mar frente a la insignificancia del cuerpo del pescador y la constancia de que, simplemente, formamos parte de algo que nos supera.
Con la tragedia como punto de referencia de tu estupenda fábula, has trazado alrededor múltiples lecturas y matices.
Un gran relato, Matri. Enhorabuena.
Un abrazo.
Matrioska, muy buen relato. Tu frase final contiene la esencia del mismo, el mar jamás perdona. Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarUn beso.
Muy buen micro, resuelto en un final dramático. Te felicito. Saludos.
ResponderEliminarUna historia marca de la casa, profunda y brillante como esas aguas marinas tan poderosas...
ResponderEliminarMuy bonito, Matrioska.
Un beso.
Al leer tu microcuento me han venido muchas imágenes a la cabeza, canciones, relatos, versos, todas relacionadas con la exigente y dura vida de los pescadores, vida que, por otra parte, no suele estar valorada como se merece –como tantísimas otras imprescindibles para la buena marcha del mundo-, y esa queja la expresaba Joaquín Sorolla en uno de sus cuadros titulado ¡Aún dicen que el pescado es caro!
ResponderEliminarPatxi Andion, en una canción titulada Con toda la mar detrás, canta con su desgarrada voz la dura vida de los pescadores y el tributo el dios Neptuno se cobra –como en el caso de tu microcuento- por los peces que pierde su reino.
Y cómo olvidar la titánica lucha que el viejo pescador Santiago mantiene para llevar a tierra firme el enorme pez que ha atrapado, lucha que Hemingway cuenta en su novela El viejo y el mar.
Pero, quizá, la madre de todas las narraciones sobre la dura vida de los pescadores -en este caso pescadores de ballenas, nada menos- sea la novela Moby Dick, en la que sólo sobrevive para contarlo el tal Ismael.
También Antonio Machado recordó a esas esforzadas personas, a quienes has definido muy bien en el título de tu microcuento –sacrificio y entrega-, en su poema Retrato, y lo hace en su última estrofa, cuando piensa en el fin de su días y se ve a sí mismo en esa nave que nunca ha de tornar, ligero de equipaje y casi desnudo como los hijos de la mar.
Así que tu microcuento deja rumor de olas y sabores salinos en la imaginación acompañados por el dolor de la tragedia que acecha siempre a esas personas que, como dice Paxti Andino en su canción, son los únicos que tienen el derecho de tutearle a la mar.
Mi enhorabuena por este microcuento, Matrioska, un abrazo.
Un mar de sensaciones y olas asesinas, las que nos plasmas en este impresionante relato.
ResponderEliminarUn besito virtual, Matrioska.
¡Que buen relato Matrioska!. Describes muy bien en tu micro la dureza de la vida de los pescadores. El mar es algo que siempre ha estado muy presente en mi vida, por lo que tu relato me ha emocionado. Enhorabuena.
ResponderEliminarPosiblemente no haya nada como el mar para simbolizar la grandiosidad y el abrumador poder de la naturaleza. En tu relato adopta características de personaje, de uno que no entiende de leyes humanas sino de las que rigen el mundo natural. Fábula o metáfora, creo que tu texto es una hermosa forma de mostrar algo que podría estar ocurriendo ya, y es que la tierra quizá se esté sacudiendo de encima un parásito que se le está haciendo demasiado molesto.
ResponderEliminarExcelente propuesta, Matri. Enhorabuena y mucha suerte con ella,
Un abrazo.
Muchísimas gracias a todos por vuestros comentarios, es muy motivador leeros. Muchos besos y abrazos para todos.
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