Sí hay salvación posible
—¿Le has llamado tú para que aleje mi pesar de guiñapo apaleado por el miedo?
—No. Ha sido él el que ha atravesado las ventanas y puertas, sin pedir permiso. "Deja de aferrarte a esa frágil rama y vuela conmigo", ha dicho.
Marioneta rota sublimada por el hálito del viento.
—No. Ha sido él el que ha atravesado las ventanas y puertas, sin pedir permiso. "Deja de aferrarte a esa frágil rama y vuela conmigo", ha dicho.
Marioneta rota sublimada por el hálito del viento.
Las "cosas" bellas, como la poseía, aunque puede que para muchos sean inútiles, creo que son las que ayudan a que esa salvación sea posible. Qué sería de nosotros sin ellas. Seríamos como esa marioneta arrumbada en una esquina polvorienta. Muy buen relato, María José. En él nos muestras tu maestría y sensibilidad. Enhorabuena. Suerte y besos.
ResponderEliminarMuchas gracias, Jesús. La poesía está en todo y en todos, por más que nos cueste descubrirla, a veces. En esta ocasión me ha apetecido escribir un microrrelato en el que el lenguaje poético lo invada todo, porque, como bien sabes, me siento tan poeta como prosista.
ResponderEliminarBesos.
Hermoso relato Maria José, con un preciosismo poético ineludible que te deja asombrada. Me ha gustado mucho, sobre todo las precisas metáforas. Un abrazo cariñoso.
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Carmen. Me hace muy feliz saber que te ha gustado mi relato. No suelo mostrar mi gusto por la poesía en los microrrelatos de Cincuenta Palabras, pero es probable que vuelva a escribir bajo la perspectiva lírica en alguna ocasión más. Disfruto con la variedad de registros.
ResponderEliminarOtro abrazo cariñoso para ti.
Hola, María José, mi gran amiga.
ResponderEliminarUn texto absolutamente distinto el tuyo. Permeado por entero por la poesía. Y si poesía no hay casi nada. Hasta en un texto en prosa la idea es poesía. la poesía, en escribiendo, resulta inevitable. Poesía cada día, como diría Juan Ramón Jiménez. Jesús Garabato dice que algunos tildan a la poesía de inútil, como a la filosofía, añado yo, desconocedores de que lo inútil, precisamente por serlo, por no servir de medio a nada ni a nadie, y ser por lo tanto un fin es sí mismo, está revestido de la máxima dignidad. Si tú aseguras que la salvación es posible es que lo es. Es el vuelo lírico, ese pájaro que llama en nuestra mente con su revolotear mágico. Es dejarse llevar por las buenas intenciones. Dejar de encontrarnos hueros, descabalados. Rotos. Es llenársele a uno de alas el corazón y echarse a volar sin aparentes dimensiones, desde la rama de la vida deshabitada, sin peso, vulnerable. Con los ojos abiertos del alma fraterna y más humanizada que nunca. Es poesía. Eres tú. Mi más muy mayor enhorabuena y un beso muy muy entrañable.
Eduardo, amigo, la poesía que irradias tú en tus palabras demuestra tu sensibilidad lírica, tu gran capacidad para el verso. Soy yo la que te admira (y lo sabes). Mucho tengo que aprender de ti, Maestro. Te agradezco infinito tus piropos, sobre todo por proceder de un Poeta inclasificable y único. Un fortísimo abrazo.
EliminarEl lenguaje, esa maravilla de la evolución propia de los humanos, concebida para comunicarse y evolucionar juntos, puede convertirse, en las manos adecuadas, en un monumento, en una obra de arte en sí misma, sin utilidad práctica aparente, pero capaz de remover sentimientos, de hacer que nos detengamos a pensar y deleitarnos en medio del ajetreo vital. Las palabras bellamente engarzadas hacen volar sin moverse del sitio, nos salvan de la rutina, nos recuerdan que es posible tocar el cielo. Si alguien sabe de ello eres tú, María José, y siempre es una delicia leerte.
ResponderEliminarUn abrazo
Amigo Ángel, es hermoso lo que dices y me hace revivir mi infancia vergonzosa y apocada. Tú no has podido ver lo colorada que me he puesto, al leerte, jajaja. Para mí es verdaderamente placentero disfrutar de tu creación, sin lugar a dudas.
EliminarUn abrazo muy grande.
Poetisa, eres poetisa, has sido capaz de hacernos ver ese hilo roto de la marioneta. Muy bello. Un beso.
ResponderEliminarMuchas gracias, Maite. Me alegra saber que te ha gustado.
EliminarUn gran abrazo.
Que el viento nos salve de las ataduras de la vida. Se ha notado tu alma de poetisa.
ResponderEliminarUn beso, María José.
Pablo
Muchas gracias, Pablo. La poesía está en todo...
EliminarUn abrazo.
La poesía usa la belleza para plasmar con palabras la imaginación. La metáfora de la marioneta rota resalta perfectamente la necesidad de liberarnos del corsé del lenguaje y dejarlo fluir más allá de las palabras e incluso del significado.
ResponderEliminarBuen relato, María José.
Un abrazo.
Muchas gracias, Antonio. Buena interpretación.
EliminarUn abrazo.
¡Qué poeta estás hecha, María José!. No se puede condensar tanta belleza en tan pocas palabras.
ResponderEliminarSuerte y mi besito virtual para ti.
Muchas gracias, María Jesús, por tu encantador mensaje.
EliminarBesos y abrazos.
Un soplo inspirador necesitamos para dar ese paso que ahuyenta el miedo, el poderoso anestesista que nos impide abrir las alas que toda alma lleva dentro. Lo cuentas tan hermoso como un pequeño cuento poético, que solo puedo, después de leerlo, enviarte un beso, Mª José.
ResponderEliminarMuchas gracias, Manuel. Yo te envío otro beso a través de las letras y de la poesía, placeres que ambos compartimos.
ResponderEliminarHilos que zarandean nuestro devenir por la vida, que nos impulsan por caminos que no queremos andar. Pero siempre hay un viento que nos da alas y nos empuja en busca de nuestro destino. Poético y sugerente relato, María José. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Salvador, por tu bello comentario.
ResponderEliminarOtro gran abrazo para ti.
La poesía, junto con la música, es el lenguaje de la psique, del espíritu, o de cómo queramos llamar a eso más íntimo y recóndito que somos.
ResponderEliminarPara que haya salvación es necesario que uno se dé cuenta de que necesita salvarse, salvarse del dolor, salvarse de una desgracia, de un desamor, de una tragedia, de tantas adversidades a las que estamos expuestos en la vida y que, de pronto, una de ellas nos toca a nosotros. ¿Por qué a mí?, pensamos.
En tu microcuento, dos entidades, que podrían ser muy bien estar instaladas en nuestra propia alma, dialogan entre ellas como lo haría un matrimonio bien avenido.
Una de ellas le pregunta a la otra si ha sido ella quien ha llamado a un ente misterioso que parece tener el poder de alejar el pesar, de aliviar la tristeza, de minimizar los miedos.
La contestación que recibe es que no, él no ha sido, sino que esa entidad misteriosa ha surgido de lo desconocido, del subconsciente, en definitiva, de esa gran zona de nuestra vida psíquica, y lo ha hecho con ímpetu y con hermosas palabras de ánimo.
Así que lo que yo interpreto de tu microcuento es que todo sucede en el interior de la psique, donde hay tres personajes, dos más racionales y más a nivel de superficie, y otro más misterioso y desconocido que habita en las profundidades y que, en definitiva, es el que más sabe y el que tiene el elixir para aliviar a ese ser que se ve a sí mismo como un guiñapo apaleado, o como una marioneta rota.
Y de esas profundidades, en cuyo interior Freud empezó a escarbar y a investigar con menos prejuicios que los tenidos hasta entonces por las diversas ciencias y escuelas del pensamiento, es de donde surge lo más desconocido, lo que la razón no puede explicar, siendo sus máximas manifestaciones la música y la poesía, poesía lenitiva y consoladora a la que, a la vez que narrabas esta subyugante y compleja historia, has homenajeado con buen temple lírico.
Enhorabuena, María José por tan bello texto. Un abrazo.
Muchísimas gracias, Enrique. Eres un comentarista sesudo y profundo y eso es de agradecer, siempre.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Tienes alma de poeta. Es innegable, y este micro en buena prueba de ello. Mucha suerte y un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Smokey. Es el mayor piropo que se me podría hacer.
EliminarOtro abrazo para ti.