Bienvenido
Tras una intrincada exploración, halló una de aquellas tribus. Sus féminas, despreocupadas, nadaban en el gran río. Se acercó exultante. Minutos después allí estaba, chapoteando en una gran bañera, con el agua cada vez más calentita y con aquellas buenas gentes alrededor escudriñándole con esa enigmática expresión en los ojos.
Quizá cuando vea que en la bañera echan un par de pastillas de caldo de carne empiece a preocuparse tú protagonista.
ResponderEliminarMuy ingenioso y divertido, pri a.
Besote.
Tu primo.
Me parece a mí que este es tan iluso que hasta que no le empiecen a salir ampollas no se dará cuenta de que la bienvenida no consiste en prepararle un baño aromatizado. :) Muchas gracias y un beso grandote de vuelta, primo Pablo.
EliminarQué idea tan buena has tenido para ensamblar este micro Matrioska. Si no fuera por lo que le espera, se sentiría en el paraíso. Me ha encantado el tono tan jocoso que le has dado. Abrazos.
ResponderEliminarMuchas gracias, Carmen. Después de tanto drama en los anteriores micros me apetecía desbarrar un poco. Un abrazo.
EliminarEse no ha visto Master chef en su vida, creerá que las verduritas que flotan son ¿aromaterapia?.
ResponderEliminarDivertido y suculento micro (espero que les quede tiernito)
Un saludo.
El hombre está convencido de que el laurel, tomillo y romero son para suavizar la piel, lo que no sabe es que, como dices, va a terminar tan tiernecito como un lechón. :) Un beso, María y muchas gracias.
Eliminarja,ja,ja, muy bueno, de verdad, has tenido una idea estupenda. Besos a esgalla.
ResponderEliminarMuchas gracias, Maitechu, el que no ha tenido una buena idea ha sido este inocentón. :) Muchos bicos.
EliminarUn final deseado en sueños de aquellos exploradores de la Antártida. Lo mejor las verduritas y patatitas que podrá degustar antes del sofocón final.
ResponderEliminarMuy sugerente tu relato. Molts petonets, Matri.
Pobriños, conque parasen las ventiscas hubiese sido suficiente para ellos. Este se va a “jartar” de calor. A los que no somos de la tribu nos darán a probar un tazón de consomé, si te apuntas. :) Petonets de vuelta para vos, Isidro.
EliminarNada de qué preocuparse, hombre. Ya se ve que son las amazonas...
ResponderEliminarEnhorabuena, saludos.
No, si preocupado el hombre no está, está tan feliz chapoteando y jugando a encontrar tropezones. :) Muchas gracias y saludos para ti, Diletrante.
EliminarMuy ingenioso, me ha encantado ¡Un abrazo de letras!
ResponderEliminarRecogido ese abrazo, Selene, otro de vuelta para ti y muchas gracias.
EliminarMe divierte mucho pensar en el valiente explorador cociéndose a fuego lento junto con su ingenuidad, porque no nos engañemos ¿quién descubre a quién al final? Me ha encantado, un micro muy cómico, Matrioska, me ha sacado una enorme sonrisa. Gracias y enhorabuena. Un saludo.
ResponderEliminarEsperemos que al menos pierda el conocimiento antes de la ebullición y se vaya pensando que ha hecho el hallazgo de su vida. Los cocineros mientras se chupan los dedos rezarán a los dioses para que no tarde mucho en caer otro ingenuo explorador por allí. Muchas gracias, María, y un saludo.
EliminarEl pobre explorador, que se las promete felices entre aquellas mujeres y en una especie de piscina climatizada al aire libre, no imagina lo que le espera. Y es que los gustos culinarios pueden parecernos raros en algunos lugares exóticos.
ResponderEliminarUna idea muy original y divertida por el tono humorístico utilizado, Matrioska. Felicidades y un beso.
De momento piensa que no le podían haber dado mejor recibimiento, incluso cree que las patatas que están pelando son para hacerle un guisito por si viene con hambre. :) Un beso grande, Carmen, y muchas gracias.
EliminarCuando empiecen las burbujas de hidromasaje y vea una zanahoria flotando, tal vez comprenda, ja, ja, ja. Divertidísimo, Matrioska. Un abrazo.
ResponderEliminarNo sé yo si llegará consciente a ese punto de cocción, lo mismo por no importunar es incapaz de decirles a esas buenas gentes que dejen de echar palitos al fuego. :) Muchas gracias y un abrazo para ti, Salvador.
EliminarBienvenido y....muy inocente. jejeeje
ResponderEliminarÉl, tan encantado de haber encontrado el dorado sexual, resulta que acabó cocidito, doradito, y al punto de sal.
ResponderEliminarUn relato muy divertido, entre otras cosas, por lo bien contado que está.
Un fuerte abrazo, Matri.