Desaparecida
Su marido, compungido, derramaba abundantes lágrimas de desesperación... ¿Reales? En el pueblo recelaban de un nuevo caso de violencia de género.
Cuando ella sintió que los desprecios se le clavaban como cuchillos, decidió cambiar de vida. Ahora sería él quien viviría con el sambenito a su espalda: "Algo habrá hecho"...
Cuando ella sintió que los desprecios se le clavaban como cuchillos, decidió cambiar de vida. Ahora sería él quien viviría con el sambenito a su espalda: "Algo habrá hecho"...
Esta desaparecida es una mujer que ha sabido calcular el golpe de efecto para vengarse del marido. Ojalá los casos de desapariciones fueran voluntarios.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, Fernando.
Tienes razón, Carmen. Lástima que las desapariciones de mujeres que sufren violencia no sean así.
EliminarUn beso.
Cambiaron las tornas. Original. Un beso.
ResponderEliminarMuchas gracias por comentar, Maite.
EliminarUn beso.
Actuar cuando la chispa del maltrato psíquico o físico emerge, y además con un golpe de efecto. Muy bueno, Fernando. Un abrazo.
ResponderEliminarEsa es la idea, Salvador. Qué pena que la realidad no sea así.
EliminarUn abrazo.
Hola, Fernando. Me ha encantado el giro final y casi te alegras de la situación en la que queda el marido: abandonado, compungido... solo él sabe la verdad y piensas ¡bonita venganza! Lástima que tener la suficiente fortaleza y templanza como para ejecutarla sea aún cosa de ficción. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias por tu comentario, María. Así es, lástima que sea ciencia ficción. Pero llegará el día en que ninguna mujer tolerará el más mínimo maltrato. Ese día podremos decir que existirá igualdad.
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