El algoritmo
Año 2204. Habíamos perdido nuestra capacidad para decidir. Los informáticos habían logrado que los computadores se anticipasen a nuestros deseos. El poderoso Big Data, reencarnado en su hijo El Algoritmo, nos salvó privándonos del libre albedrío. Nuestras biografías eran códigos escritos antes de nacer, que se podían adquirir en internet.
¡Qué bueno, Francisco! Pero... ¡Sigue! Escribe toda la historia, que, quién sabe, puede acabar en serie de Netflix. ¿Has visto Altered carbon? Con el germen de este cincuenta puedes liarla.
ResponderEliminarAbrazo.
¡Qué estimulante lo que me sugieres, Patricia! Naturalmente que veré esa serie. Gracias por tu recomendación. La verdad es que el dilema de mejorar nuestras vidas basándonos en satisfacer necesidades de manera instantánea supone ceder nuestra capacidad de decisión a cambio de nuestra privacidad.El problema es quien maneja los hilos de nuestra vida. ¿Nosotr@? Puede que alguien... hasta me dicte esto que escribo.
EliminarUn abrazo.
Una distopía espeluznante, Francisco. Como nos descuidemos, fructificará la idea.
ResponderEliminarUn abrazo.
Está fructificando. Creo que tienes razón. Recientemente hemos sabido de empresas que "ayudan" a ganar elecciones con los datos obtenidos en las redes sociales. Dicen que el carácter de una persona es inalterable. Un mentiroso miente incluso cuando dice la verdad. Pero, cuando la presión que se ejerce sobre alguien es suficiente y hábil, puede modificar nuestra conducta o nuestras palabras.
EliminarMuchas gracias, Carmen. Un placer leerte.
No des ideas. Muy bueno. Un beso.
ResponderEliminarMuchas gracias, Maite.
EliminarUna de esas cavilaciones que nos asaltan. También pienso que cuando nos gusta aconsejar a otros estamos dejando ver ese poder por influir sobre los demás. Bueno, otra idea lacónica, que puede relacionarse con lo anterior.
Un beso.
Amigo Paco, al igual que te ha comentado Patri, creo que ahí tienes un filón de guión novelístico de serie al uso de las actuales. El tema me encanta y tu relato también.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, Paco. Aún tenemos pendiente esa comida prometida.
Un fuerte abrazo.
Fenomenal, Isidro. Es que resulta un tema que siempre se vende para mejorar nuestra existencia, pero siempre existen promesas, tentaciones y amenazas. Siempre hay bandoleros (hoy,multinacionales del tráfico de datos) ocultos en ese terreno semi-desconocido, o por lo menos que ellos conocen mejor que nosotros. Ahora se habla ya, de que el smartphone ha adquirido la dependencia de un marcapasos.
EliminarPor supuesto, debemos compartir mantel.
Un fuerte abrazo.
Da miedo, Francisco, porque ya ocurre. Yo no estoy ya muy segura de que nuestra capacidad de elección o decisión este intacta. Espeluznante y esclarecedor, me ha gustado mucho. Saludos,
ResponderEliminar