Inversión beneficiosa
Había tomado la decisión. No se reiría de él. Acabaría con ella. En cuanto volviera.
Sacó la escopeta, la cargó y la esperó. La puerta se abrió. Era ella.
Sonó un disparo. Las bolsas cayeron.
Fue el primero. Le seguirían otros. Se suicidaban y después intentarían ir a por ellas.
Sacó la escopeta, la cargó y la esperó. La puerta se abrió. Era ella.
Sonó un disparo. Las bolsas cayeron.
Fue el primero. Le seguirían otros. Se suicidaban y después intentarían ir a por ellas.
Bienvenido, Manuel. En tu relato inviertes el orden en que se producen los acontecimientos, demasiado frecuentes, de la violencia de género. No sé cómo se las están arreglando tras el suicidio estos personajes ficticios.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola, Manuel, muy original la forma en la que lo cuentas, pero no menos dantesco que la realidad. Me ha encantado, enhorabuena. (Disculpa la tardanza en comentar)
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