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Anduvo hasta el borde de un puente. El móvil vibró. La señal de wasap se repetía. Su madre, primos, amigos y el fontanero, todos le saludaban. Emocionado, regresó sobre sus huellas.
Detectado su crítico estado de ánimo, se activaron mensajes ficticios de sus contactos. Otro éxito de la aplicación antisuicidio.
Escrito por Ángel Saiz Mora
Tremenda distopía sobre el futuro próximo. Serán las máquinas las que cuiden de nosotros, ¿para quién escribiremos?
ResponderEliminarMi abrazo siempre, Ángel.
Las máquinas ayudan, pero también existe el peligro de que deshumanicenn. Las personas siempre seremos insustituibles. Por mucho que se perfeccione la inteligencia artificial, nadie sustituirá a la señorita P. R. y a sus relatazos únicos.
EliminarMuchas gracias y disculpa si no comento este mes. Prefiero abstenerme mientras soy jurado. Abrazos grandes
Esa aplicación es una de las mejores cosas que he visto en el móvil del futuro. ¡Qué grande, Ángel!
ResponderEliminarAbrazos y hasta la semana que viene.
Pablo
Si un teléfono móvil logra evitar un solo suicidio, que es igual que salvar una vida, ya habrá merecido la pena inventarlo.
EliminarMuchas gracias, Pablo. Nos vemos prontito, sí.
Un abrazo fuerte
El suicida hipercomunicado y el fontanero.
ResponderEliminarTeniendo en cuenta el nivel de confusión enorme que suele organizarse en la mente de quien se dispone a tirarse por un puente, el revoltijo de sentimientos, de desesperanza insoportable, las "aplicaciones" de esa mente se vuelven fallidas. Aquí es cuando entran en juego otras, como la que narras (no tan ficticia, según se mire) a través del móvil: a tomar buena nota. Bienvenidas sean.
Aunque a mí lo que más me ha sorprendido es la implicación del fontanero en este tinglado. Para troncharse. Salúdales de mi parte, Ángel. Por cierto, tengo un señor escape en un tubo de desagüe del fregadero, verdadero marrón, por lo que: ¿podrías, please, darme el tfno. de tan simpático fontanero?
Un abrazo!
La aparición del fontanero podría explicarse como un hábil recurso de la aplicación, para inculcar en el desquiciado usuario del móvil algo así como "no debo quitarme la vida, todo el mundo me quiere, hasta él". Por otro lado, un buen fontanero es uno de los profesionales más buscados cuando los problemas de desagües acucian. Le hablaré de ti con mucho gusto.
EliminarMuchas gracias, Carmelo. Este mes (solo éste) al ser jurado, he preferido no comentar relatos ajenos, para tratar de ser lo más ecuánime posible. Un abrazo y gracias de nuevo.
Hola, Ángel. Un relato con un humor y una crítica muy finos. Esto de las aplicaciones es tremendo, las hay ya absolutamente para todo ,¿por qué no una antisuicidio? Ahora sí, en el momento de activarse esos mensajes ficticios de la dichosa App no pretendamos que distinga de quién deseamos recibir los mensajes de ánimo, probablemente un algoritmo detecte los contactos recientes más utilizados, por eso lo del fontanero (buenísimo), que igual podía haber sido el del Telepizza o el vecino del quinto. Y que aunque nos empeñemos en sustituir absolutamente todo lo humano y lo mundano por la tecnología esta no es tan infalible como pensamos... Miedo me da el día en que lo sea. Me ha encantado este micro. Un saludo.
ResponderEliminarEl fontanero, seguro que sin pretenderlo el hombre, se ha convertido en un secundario de lujo. Como bien dices, no todo lo humano se puede o se debe sustituir por la tecnología. Los instrumentos externos han ayudado al hombre a progresar, pero no deben limitarlo, solo limitarse a ser su complemento.
EliminarMe alegra que te haya gustado el micro, María. Disculpa si este mes no comento, he elegido hacerlo así para tratar de ser lo más objetivo posible como jurado.
Muchas gracias y un saludo
La verdad es que esa aplicación para móvil es tentadora de implantar ya. Me están dando ganas de pedirte los derechos y ponerla en funcionamiento. No es difícil y puede ser eficaz ante los suicidios, ese acto cobarde que exige una gran valentía.
ResponderEliminarUn relato de Ciencia ficción con humor de retranca y en cocción de 50 palabras, qué más se puede pedir?
(Jo, se me corta sin mandarte dos abrazacos)
ResponderEliminarMancantao, Ángel. Te mando dos abrazacos.
Por muchas aplicaciones que se les ocurra incluir en los móviles, ninguna sustituirá a un buen par de abrazacos, así que recojo gustoso los tuyos y ahí van otros dos a tu nombre, artista.
EliminarMuchas gracias, Isidro
Creo que deberías patentar esta aplicación, Ángel, antes de que te roben la idea. Sería una gran contribución a la humanidad, por muy virtuales y falsos que sean los mensajes. Disuadir a un suicida es un gran éxito para la humanidad. Aunque en la lista de personas allegadas se cuele un fontanero o cualquier otro operario de forma arbitraria. Imagina que le habla su ídolo deportivo, su cantante favorito, su escritor más admirado. Vamos, que dan ganas de instalarla y sentir cuánto eres querido.
ResponderEliminarLa crítica de nuestra dependencia del móvil está muy bien tratada, así como la ironía que impregna todo el relato.
Soberbio. Felicidades y un gran abrazo.
Seguro que solo es una idea un tanto loca, pero cosas más difíciles se han visto. Hemos llegado a un punto en el que creemos que cualquier cosa es posible con la tecnología. Una de las preguntas recurrentes de mis hijos es: "¿Cómo podías vivir sin móvil?". Nos ha cambiado la vida, hasta el punto de que, si se desea, no nos la quitaríamos si el aparato sabe convencernos de lo contrario.
EliminarYa sabes que este mes he decidido comentar, para centrarme en evaluar, lo que no quita para que agradezca mucho tus palabras.
Otro abrazo grande para ti, Carmen
Muy bueno, Ángel. Llegará el momento en el que la inventarán para paliar los estados de soledad cada vez más extendidos. Un abrazo
ResponderEliminarPor cierto, soy Gloria Arcos. Un saludo y hasta la próxima semana. Un beso
ResponderEliminarHoy día no se puede descartar nada. En lo que a tecnología se refiere, el ser humano no parece tener límites, aunque no sé hasta qué punto podría paliar la soledad. Avanzamos mucho en algunos aspectos y seguimos a gatas en otros.
EliminarMuchas gracias, Gloria. Nos vemos la semana próxima, si.
Se lo digo a todo el mundo, disculpa si este mes no te comento por aquí, como suelo, al ser jurado me parece lo correcto.
Un beso
Impresionante micro Ángel, si hubiera una aplicación así salvaría la vida a muchos desesperados. Una idea para un micro perfecta. Me ha gustado mucho por lo innovadora que es. Quizás alguien lo piense algún día y la idea sea realidad. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarNo soy ningún visionario ni lo pretendo, y una cosa es imaginar y otra poner en práctica, pero todo lo que acaba funcionando es porque alguien antes ha pensado que podría existir. Quién sabe si un equipo de hábiles ingenieros, en un futuro próximo, puedan llegar a poner en marcha un proyecto parecido.
EliminarGracias por tu lectura y tus palabras, Carmen.
Disculpa si este mes no comento relatos ajenos, me ha parecido que al ser jurado era más ético mantener una distancia.
Otro abrazo fuerte para ti
Ya te lo han dicho todo, Ángel. Si me permites añadiría que solo a alguien de gran corazón se le puede ocurrir una idea así. Felicidades y abrazos.
ResponderEliminarSi tiene algún mérito este relato hay que otorgárselo todo a los móviles, esos aparatejos que ya casi forman parte de nuestro cuerpo, capaces de tantas cosas, que no parecen tener límites.
EliminarMuchas gracias, Pepe.
También te lo digo a ti, este mes no comento en 50 P., como suelo, para centrarme solo en evaluar sin dar juicios de valor, al ser jurado.
Abrazos
El mundo está cambiando a pasos agigantados debido a las nuevas tecnologías, algo que, de entrada, no debería ser malo sino todo lo contrario, pero, como en el título de la novela de Graham Greene, entra por medio el factor humano.
ResponderEliminarUno mismo puede sacar sus conclusiones de lo que le toca sufrir en estos nuevos mundos de redes informáticas, en los que, por un lado, puede disfrutar de poderes que hace sólo unos años consideraría que eran patrimonio de los dioses; mientras que por otro, le toca sufrir todos los peligros, pesadeces y engorros que genera esa zona oscura de los seres humanos en los que está la codicia, el engaño, la envidia... la maldad y la idiotez en suma.
Uno se pone delante de su ordenador o saca de su bolsillo su teléfono de pantalla táctil, entra en unas páginas u otras, y los peligros y engorros a los que se expone a veces no sabe ni los que son, pues hay multitud de gente que puede acceder a todo lo que ahí tienes; aun así, con una confianza llena de ingenuidad, me temo, deja gran parte de su vida y hasta se expone a alguna estafa, pues, como le oí decir una vez a un avezado pirata informático que trabajaba con los buenos, el único ordenador seguro es el que está desenchufado del todo y dentro de un cajón.
Por tanto, la aplicación que aparece en tu microcuento -por lo que veo en Internet ya existe algo similar, así como hasta ahora estaba el teléfono de la esperanza, y hasta esos programas de radio nocturnos en los que uno podía contar los más negros episodios de su vida y sus mayores desesperaciones para desahogarse-, podría útil, y estar bien pensado. En tu microcuento lo es, pues, de momento, evita que tu personaje se suicide. Y en ese aspecto de la soledad cada vez mayor del ser humano, sobre todo en las megalópolis, tanto las aplicaciones para los teléfonos como los robots, creo que van a desempeñar papeles muy importantes.
En la película Her, tratan el tema del amor entre un sistema operativo de inteligencia artificial y un ser humano, y en Ex machina, la que hace estragos entre los engreídos machos humanos es un seductor robot femenino. Así que, visto por el lado bueno, a la literatura y al cine no le van a faltar historias que contar.
Muy imaginativo y con un trasfondo de fina ironía tu microcuento, Ángel. Mis felicitaciones y un abrazo.
Como bien dices, Enrique, las nuevas tecnologías nos otorgan un poder y una cantidad de posibilidades que, tan solo hace unos pocos años, hubieran sido inimaginables. Esa conectividad universal, uno de los sueños del ser humano, intentada de alguna forma desde tiempos de la Enciclopedia y la Ilustración, supone un avance tremendo, al mismo tiempo que, como bien dices, crea otros muchos problemas, a los que no sabemos bien cómo enfrentarnos, porque son nuevos y cambian constantemente.
ResponderEliminarQue duda cabe, hay necesidades puramente humanas que la tecnología puede ayudar a subsanar, pero nunca sustituir, la compañía cara a cara es una de ellas. El llamado teléfono de la esperanza que mencionas, que no sé si aún existe, tendría un efecto parecido al de la aplicación del móvil que se plantea en el relato, solo que en ese caso la persona desesperada tendría que haber sacado unas fuerzas que quizá no tenía para dar el paso y hablar con alguien que pudiera escucharle. También estaba el consultorio radiofónico de la Sra. Francis, no lo olvidemos. En el caso del relato, mensajes ficticios de wasap en un móvil, activados de forma automática, tal vez ayuden a no caer a una persona por el precipicio, pero no son el remedio definitivo que en verdad necesita para paliar la tristeza producida por la soledad.
La película "Her" da mucho qué pensar, al plantear la inteligencia artificial como algo humano, capaz de generar sus propios sentimientos, no solo de tratar de paliar los de un hombre-usuario.
De una forma o de otra, lo que tengo claro es que gracias a la tecnología tengo la suerte de que una pequeña historia que ha salido de mi cabecita pueda tener comentarios como el tuyo, que siempre son un lujo y te agradezco muchísimo.
Como ya adelanté, este mes, al ser jurado, no hago comentarios a los relatos ajenos, para centrarme solo en evaluarlos donde corresponde, sin juicios de valor públicos que pudieran condicionar. Trato de tomarme la tarea en serio, aunque me tengo que morder la lengua, no creas, o más bien, sujetar los dedos que irían al teclado, pero la intención es hacerlo lo mejor posible.
Mil gracias, una vez más, por tus palabras. Tendrá la suerte de saludarte la semana que viene.
Un abrazo muy grande, Enrique
Cuando las máquinas interfieran en nuestros sentimientos y emociones será el fin de lo que nos hace realmente especiales. Reflexivo y gran relato, amigo Ángel. Un abrazo.
ResponderEliminarLas máquinas están concebidas para hacer tareas mecánicas, para hacernos la vida más fácil, para dejarnos más tiempo libre para otras cosas, pero nunca podrán sustituir el libre albedrío. Los móviles ya están cambiando en buena medida las relaciones humanas, sobre todo entre los más jóvenes, pero esperemos que haya un límite.
EliminarMuchas gracias, Salvador. Quiero decirte también a ti que este mes, al ser jurado, he preferido no comentar relatos ajenos, para centrar toda la atención en dar una puntuación lo más ecuánime posible.
Gracias de nuevo y un abrazo
En cierto modo ya estamos inmersos en un mundo pelín engañoso. Poco a poco nos estamos creando la necesidad de ser aceptados y queridos a base de mensajes y “me gusta” de personas que ni conocemos y cada vez genera más ansiedad y soledad. Una aplicación así podría ser la solución al aislamiento y las ganas de quitarse de en medio, aunque el que te mande mensajes de ánimo sea el fontanero. ;-) Muy buena esa visión de futuro, Ángel, a ver lo que tardan en pisarte la idea. Felicidades una vez más por tu buen hacer y un beso enorme.
ResponderEliminarSeguimos siendo los seres sociales que siempre hemos sido, por ello no es extraño que, en consecuencia, busquemos ser reconocidos en las también llamadas redes sociales con una buena imagen. Todo transcurre demasiado deprisa, con un golpe de clic rápido tras otro, en un mundo en el que todo es virtual, donde las relaciones cara a cara cada vez son menos utilizadas. Quién sabe si dentro de unos años una aplicación como la del relato no llegue a materializarse en los móviles, todo es cuestión de que se lo propongan.
EliminarMuchas gracias, Matri. Estoy diciendo a todo el mundo que este mes, al ser jurado, he preferido no comentar relatos ajenos, para intentar ser lo más íntegro posible. En junio ya volveré a la carga.
Otro beso grande para ti
No hace falta que comente nada, ya te han dicho. Me parece que te pueden robar la idea, por favor que nadie te la copie.
ResponderEliminarUn bico.
Dejaría que me robasen la idea si alguien tuviera la habilidad de saber materializarla y, quizá, salvar alguna vida.
EliminarMuchas gracias, Maite. Este mes, al ser jurado, no estoy comentando relatos, para centrarme solo en evaluar donde corresponde.
Un beso
Cómo se agradecen esos guiones tan originales y tan tuyos, Ángel, macerados con esa exquisita forma de contar historias. Con su aderezo de crítica acidez y su punto de comicidad.
ResponderEliminarEl detalle del fontanero, de diez. Enhorabuena.
Un fuerte abrazo.
Lo que hay que agradecer son tus comentarios y, más si cabe, tus relatos. No imagina el fontanero el protagonismo que está teniendo sin haberlo buscado. Habría que reivindicarlo como secundario de lujo.
EliminarDisculpa si este mes no he comentado tu relato, que ya sabes que no me pierdo, para intentar no ofrecer juicios de valor fuera de la labor de jurado. No sé qué tal lo haré, pero al menos el intento de aplicar el mejor y más objetivo criterio posible que no falte.
Mucas gracias, Antonio. Otro abrazo fuerte para ti