Moderno hombre bala
Voló como de costumbre tras el cañonazo. A su alrededor todo fue destrucción, no quedando nada en pie, se respiraba polvo y el hedor a sangre hacía nausear. Algo había fallado, pero él había quedado intacto como siempre, tan sólo un poco aturdido por la onda expansiva tras la explosión.
Refinado humor, Antonio.
ResponderEliminar¿Desde cuándo las balas, los cañonazos, todo eso, se vuelven ajenos al estropicio, a la destrucción bélica? Novedoso. Es como si ya no fueran lo que son y no sean lo que fueron, jaja.
¿Estamos ante un fallo de la tecnología de la guerra o un replanteamiento innovador de la cosa?
Divertido.
Un saludo!