¡No me leas, por favor!
No sigas leyendo, esto no es un relato, tampoco un mal chiste. He venido a advertirte, tu vida corre peligro. Atrás, justo atrás tuyo, escondido entre las sombras está él, esperando que te distraigas leyéndome para acercarse sigilosamente y clavar su cuchillo en tu espalda.
¡Ahí viene! ¡Voltéate! ¡Gira!
¡¡Giraaa!!
¡Ahí viene! ¡Voltéate! ¡Gira!
¡¡Giraaa!!
No he podido evitarlo, lo he leído. Eso sí, mirando de vez en cuando a mi espalda, ja, ja, ja. Un relato que interactúa con el lector en tiempo real. Genial, Jean. Un abrazo.
ResponderEliminarSalvador! que alegría que hayas volteado a mirar, sin duda eso salvo tu vida. Una muerte menos alivia mi conciencia.
EliminarMuchas gracias por comentar. Otro abrazo para ti.
Yo tampoco he podido evitarlo... y una vez he empezado ya no podía parar. Por cierto, no me he atrevido a girarme, por aquello de ojos que no ven... Muy original, enhorabuena.
ResponderEliminarHola María,que bien que te salvaras. Gracias por tus amables palabras. Un abrazo grande para ti.
ResponderEliminarSaludos.
Has tomado como título la fórmula infalible para que el lector caiga en la trampa y lea con avidez desde el principio.
ResponderEliminarMás que ingenioso relato de intriga, fantasía y terror. No me pienso volver hasta que termine de escribir mi comentario, después, aceptaré todos los hechos que puedan venir, pues ha merecido la pena pararme y leerlo.
Un abrazo, Jean.
Pablo
No me pidas eso; que no te lea, aunque sea de reojo, con la ansiedad puesta y la atención dispuesta a llegar al final.
ResponderEliminarSuspense en estado puro, dosificando con certeza primero suspense, después tensión hasta un desenlace totalmente abierto.
Magnífico relato, Jean.
Un abrazo.