Recuerdo de infancia
Apenas se apagaban las luces de mi habitación, comenzaba a gritar enloquecido, quizás asaltado por algún atroz recuerdo. Mi padre entonces prendía la luz y me recordaba con voz desafiante que los monstruos no existen.
Luego, cerraba con sigilo la puerta de su cuarto y continuaba golpeando a mi madre.
Luego, cerraba con sigilo la puerta de su cuarto y continuaba golpeando a mi madre.
Pufffff Sin palabras me ha dejado tu microrelato. No todos los monstruos viven en la imaginación de los niños algunos, por desgracia, viven con ellos y son más que reales... Enhorabuena me ha encantado.
ResponderEliminarBufff...al centro del corazón
ResponderEliminarSiempre he estado convencido que los monstruos no existen como tales pues no los vemos, pero no los vemos porque se esconden en el interior de cada uno de nosotros mismos, seres racionales e irracionales.
ResponderEliminarMagnífico relato.
Un abrazo, Daniel.
Mienten
ResponderEliminarDicen que los monstruos no existen. Mienten. Uno me mira desde el espejo.
Buenísimo tu micro.
Saludos, Miguel
Existen los monstruos. Y los más peligrosos no están entre las páginas de un libro, ni en los sueños; a veces convivimos con ellos.
ResponderEliminarExcelente micro, Daniel. Felicidades y un fuerte abrazo.
Terrible, Daniel. Relato necesario y bien escrito. Suerte y saludos.
ResponderEliminarTremendo relato, Daniel. Los monstruos viven entre nosotros, a veces más cerca de lo que nos gustaría y pueblan los recuerdos de muchos. Muy buen micro, me ha encantado.
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