Cuentos inocentes
Contaba cuentos para cultivar inocencia. Entonces utilizó duendes, gigantes y portales mágicos. Recordaba cómo convencían los cuentos de su madre cuando abordaba el jardín de los unicornios. Él no podía convencerlos.
Será que los niños ya habían visto El lobo de Wall Street, o el orfanatorio les robó las fantasías.
Será que los niños ya habían visto El lobo de Wall Street, o el orfanatorio les robó las fantasías.
La inocencia si existe, debe tener otros parámetros. El problema, como bien apuntas en tu relato, se debe, probablemente, a que cada vez más se acortan los tiempos de la infancia, por mor de una sociedad necesitada de consumidores en todas las franjas de edad. Necesidades creadas, infancias adulteradas.
ResponderEliminarFelicitaciones y un abrazo, Edwin.
Gracias amigo Manuel, es así, esas necesidades creadas que se tornan indispensables a la vida. Aunque en el momento mismo de existir, si no están no pasa nada.
EliminarGracias por tu comentario amigo.
Los niños, más que los adultos, se alimentan de fantasía. Los cuentos cultivan su inocencia y los preparan para la vida. Pero hay infancias robadas en nuestra sociedad actual.
ResponderEliminarTriste y realista, Edwin. Un fuerte abrazo.
El mejor alimento para el humano creo es la fantasía, pues de ella nace la inventiva que nos hace evolucionar, y claro los que enseñan y cultivan esas fantasías hasta adultos siguen luchando para ponerlas en los que les han robado la infancia. Gracias Amiga Carmen un abrazo.
EliminarLa inocencia está ahí, todavía, en los niños. Lo penoso es que cada vez todo va más rápido y les obligan a madurar antes. Y otro caso son las infancias arrancadas. Un beso.
ResponderEliminarAl fin y al cabo creo que la inocencia sigue hasta el final y requerimos mantenerla, pero también se la roban. Por otro lado las fantasías infantiles quizá se estén yendo muy pronto y por eso las infancias sean más cortas. Saluditos.
EliminarCasi todos quisiéramos que la infancia fuese un espacio natural protegido, pero son tantas las agresiones que esta puede recibir que resulta muy difícil lograrlo.
ResponderEliminarMuy tierno, Edwin, a la vez que inquietante.
Enhorabuena y un abrazo.
Gracias Enrique, un mundo de fantasía sería genial, donde nadie nos saque de esos vuelos brillantes que soñamos alguna vez. Abrazos mi querido amigo.
ResponderEliminarDa que pensar. Felicidades amigo Edwin Antonio.
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