Desperté sin saber
Desperté sin saber que ese día marcaría mi vida. Caminé tranquila pensando en mis proyectos, ignorante del desastre que se aproximaba. El cielo no me avisó. El reloj no se detuvo. Mi corazón no se aceleró. No doblé en la calle que me salvaría. Ese maldito día, amor, te conocí.
El amor es el sentimiento supremo de los seres humanos, pero no siempre encuentra correspondencia; o las flechas de Cupido se clavan en una persona equivocada, algo que solo traerá desdicha. El problema es que todo es que llega sin avisar y, peor aún, con las verdaderas consecuencias ocultas.
ResponderEliminarUn relato que deja a claras que somos, lo admitamos o no, juguetes del destino.
Un saludo, Marisa
El jodido destino, que no siempre es para bien.
ResponderEliminarUn excelente micro.
Saludos, Marisa