La sospecha
—¡No rompan el papel de los regalos! ¡No rompan el papel de los regalos! —insistían papá y mamá, contrariando lo que indica la tradición.
Mi hermana y yo comenzamos a sospechar cuando Papá Noel, los Reyes Magos y hasta el conejo de Pascua nos dejaron regalos con el mismo envoltorio.
Mi hermana y yo comenzamos a sospechar cuando Papá Noel, los Reyes Magos y hasta el conejo de Pascua nos dejaron regalos con el mismo envoltorio.
La sospecha. Buen título para este micro, Rubén. Y me pregunto, con toda la buena sospecha, qué pasará en ese hogar donde los regalos son los mismos cada año. La pobreza de una familia que quiere mantener la ilusión de unos niños, es lo que queda patente entre líneas. Bien llevado, bajo la mirada escrutadora de los chiquillos que sospechan qué hay algo más. Cuando uno crece se va dando cuenta qué nada es lo que parece. Pero pronto descubrirán el amor incondicional de sus padres. Eso es lo que me queda de tú relato. El Amor. El amor a pesar de las penurias. Lo que importa es la ilusión, y nunca debemos perderla. Un abrazo, Rubén.
ResponderEliminarMe ha recordado el cine de Berlanga, por lo que sobran definiciones y ambientaciones.
ResponderEliminarBuen relato, Rubén.
Un abrazo.
Un clásico lo del papel. Tomo nota para no incurrir en el mismo error con garbancit@.
ResponderEliminarUn saludo Rubén.
Gracias Carmen, Isidro, Raquel, por sus comentarios. Lo de conservar sano el papel de los regalos para otra ocasión, vale, en un hogar humilde, para envolver un regalo para cualquiera, más adelante, menos para los niños de la familia. Aun cuando se utilizara el mismo papel para los chicos, los regalos no serían los mismos y eso es lo que cuenta, el sacrificio de unos padres con poco poder adquisitivo, pero con gran amor por sus hijos.
ResponderEliminarTan real y sincero. Me ha encantado. Un beso.
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