La tejedora de todas las fantasías
Afila su imaginación, prepara el lapicero y reparte sus cuentos en La Puerta de la Esperanza. A los enamorados se los perfuma con jazmín. A los mentirosos les vende retales de alguno que desechó. Y a los perdedores les regala historias de una heroína anónima que superó todas las adversidades.
Hola Pablo, gran amigo mío.
ResponderEliminarFenomenal texto el tuyo con ese guiño al libro de Vallejo Nájera, que escribiera pocos meses antes de morir: "La puerta de la esperanza". Es lo último que se pierde y es lo primero que deberíamos ganar todos nosotros. Esta cuentista sabe perfectamente lo que se hace y lo demuestra, llevándolo a la práctica con el desenvolvimiento de la peripecia del microcuento. Un nudo de lo más delicioso, suculento. Y el final resulta especialmente significativo y conmovedor para mí. "Esa heroína anónima que superó todas las adversidades", es una frase redonda y animosa y animadora. Sé de alguien así, una mujer de los pies a la cabeza. Y dicha frase enlaza perfectamente con el título, invitando pero ya a la relectura del mismo y a la más provechosa degustación y memoria de estos cuatro soberbios renglones. La tejedora de todas las fantasías con rumbo al puerto de la esperanza, donde todos tendríamos que atracar para poner luz, mucha luz en nuestras vidas. Y mucha fuerza y mucha alegría también.
Mi muy más mayor enhorabuena y un abrazo grande, muy grande que te llegue instantáneo, si pudiera ser, a tu Sevilla.
Mi querido Eduardo, lo primero que quiero decirte es que espero que te encuentres bien.
Eliminar¡Cómo me gustan tus comentarios! Demuestran el gran respeto que tienes hacia nosotros, simples aficionados que intentamos expresar un trozo de nuestra vida en cincuenta palabras lo mejor que sabemos.
Como bien dices, esta cuentista es alguien que sabe lo que hace, y muy bien. Este microrrelato se lo debo a ella. Solo he tenido que leer sus cuentos y dejar que me susurren este cincuenta. (Como bien dices, “La puerta de la esperanza” es un gran libro de Vallejo-Nájera, pero también, y a él me refiero en mi micro, el blog más maravilloso que he leído, donde esta cuentista que tenemos la suerte de leer por aquí cada mes, cuelga sus obras de arte).
En resumidas cuentas, para ella va este relato: una de las mejores personas que conozco de esta página, que tiene un corazón que no le cabe en el pecho, y que llena de fantasía nuestras vidas cada vez que la leemos.
Un abrazo, amigo Eduardo, y gracias por pasarte por aquí. Para mí es un verdadero placer y un honor.
Pablo
Hola, Pablo.
EliminarMe gustaría hacer una puntualización, perdona; pero no me quedo a gusto si no lo hago de este modo. Cuando me refiero a una heroína anónima que está superando todas las adversidades, quiero ponerle nombre y apellidos: me estoy refiriendo a Nuria Rubio González, quien, por cierto, escribió una maravilla de microcuento para esta bitácora en julio de 2017; lo que no quita que haga extensiva la alusión a nuestra común querida Patricia Richmond, con todos os merecimientos.
Gracias, amigo Eduardo. Todo lo que aportas es siempre muy interesante. Busco ahora mismo ese microcuento que seguro que es una genialidad.
EliminarUn abrazo.
Pablo
Pablo, muy sugerente!
ResponderEliminarElla, tu personaje, de entrada no afila el lapicero, prefiere todavía darle a la imaginación, antes de que se ponga a escribir. Se toma un tiempo. En lo personal se alegra con los amorosos y castiga a los que mienten.
Ahora sí, afila el lapicero para "regalar historias a los perdedores", historias que les ayuden a "superar todas las adversidades".
Esta escritora que te has inventado es un hacha: sabe tejer palabras, fantasías, poderosos estímulos y remedios. Sabe escribir, esto es, sabe ayudar.
Un abrazo, Pablo.
¡Hola, Carmelo! Das en el clavo en todo lo que dices sobre la escritora de mi cuento, menos en una cosa: no me la he inventado. Existe y la tienes justo debajo de esta respuesta a tu comentario.
EliminarEs mágica, nos regala sus fantasías, nos abre “La Puerta de la Esperanza” y, además, nos deja entrar en su precioso Callejón de las once esquinas.
Un abrazo. Gracias por tu excelente comentario.
Pablo
Pablo, te agradezco tu observación, cómo no si estoy de acuerdo con ella. Tan de acuerdo lo estoy que en parte no. Me explico.
EliminarFíjate, ella realmente no existe, preexiste (P.) y, claro, no es exactamente lo mismo. Es otro concepto, otra dimensión, otro plano, qué sé yo. Otra realidad (R.).
Además, otro elemento de confusión a tener en cuenta, digo yo, es que se trata de una persona a la que no se sabe si se la quiere tanto porque se la admira o se la admira lo que se le admira porque se la quiere.
No podía quedarme con esta "bola" dentro, Pablo. Espero que me comprendas.
Recibe un nada discrepante fuerte abrazo.
Carmelo, buena puntualización. ☺️. Lo que está claro es que a esa cuentista la queremos y la admiramos.
EliminarUn abrazo.
Pablo
Querido Pablo, sé de buena tinta que esa tejedora está bailando un foxtrot, con una pierna a cada lado de la puerta. Esa misma puerta por la que hay que saltar para pasar indemne al otro lado, al bueno, en el que no pincha el filo del péndulo cuando se acerca y todo es como queramos que sea. Que para eso somos cuentistas, o nos hacemos la ilusión de serlo. La vanidad es muy mala, pero saber jugar y encontrar amigos con los que poder hacerlo, es lo mejor que nos podemos encontrar. Todo puede pasar en esta vida, incluso conocer trovadores sevillanos en la era del jazz, guasones y zalameros, que hacen llorar de risa hasta a las gallinas más aristrocráticas.
ResponderEliminarPero nada de lloros. Se avecina la temporada de sombreros y hay que desempolvarlos y ensayar reverencias. Aquí va ya una con mi sombrero de mosquetera, con doble rizo y barrido hasta el suelo, mon ami.
Y besos, muchos, muchos, muchos.
Querida tejedora de todas las fantasías, las reverencias te las he de hacer yo a ti por cada una de las palabras que escribes, ya sea aquí, en tu Callejón, que gracias a tu generosidad es un poco nuestro también, o en tu Puerta de la Esperanza.
EliminarPatricia, una de las mejores cosas que me ha pasado desde que comencé a aparecer en esta comunidad ha sido conocerte gracias a tus cuentos, comentarios y nuestros encuentros: dos, más que suficientes para saber que eres la persona más auténtica que se ha cruzado en mi vida. Y eso para mí es todo.
Ni que decir tiene que me vuelven loco tus relatos, pero, aunque sea difícil, me gustas más tú.
El mayor premio que puedo recibir este mes es ese baile, me encanta además el foxtrot, que te ha provocado mi micro.
De todas formas debo ser honesto y decirte que este microrrelato no lo he escrito yo; me lo susurró la magia que envuelve tu inmenso corazón. Y no sabes cómo disfruté escuchándolo.
Mi querida Patricia, eres perfecta, nunca cambies.
Para acabar, permíteme que brinde contigo por tu Jolly Roger.
Todos los besos del mundo.
Pablo.
Esa tejedora de todas las fantasías a la que homenajeas tiene un magnífico blog que se llama La Puerta de la Esperanza, donde uno puede encontrar, entre otras muchas cuestiones relacionadas con la cultura, grandes relatos salidos de su portentosa pluma; esa pluma de la que brotan las palabras impregnadas de magia con la naturalidad con la que fluye el agua de un manantial.
ResponderEliminarAdemás, creo que capitanea con mano firme un velero bergantín que se aventura por las once esquinas de procelosos mares y, como Jasón, enrola para sus travesías a los más variopintos argonautas, todos ellos procedentes de los diversos países de la imaginación; y no sólo eso, en todos sus números hay un invitado de renombre para abrir boca, que se diría en términos gastronómicos.
Por otra parte, también nos maravilla y nos deleita en esta página con sus historias tan personales, tan singulares, tan diferentes de la mayoría que en ella se escriben.
Eso es lo que sé de esa tejedora, eso y que un día, en Madrid, tuve la suerte de saludarla y cambiar unas palabras con ella, y lo que puedo decir es que pocas personas de las que he conocido en mi vida me han sorprendido tan gratamente en un primer encuentro.
Aparte de esto poco que sé de la tejedora de sueños, seguro que su mundo es muchísimo más rico y singular, y todas esas virtudes y poderes que le atribuyes en tu microcuento se quedan cortos al compararlos con la realidad.
Por último, diré que me ha encantado este microcuento y el sentimiento que lo ha generado, algo que dice mucho también del autor, una persona de una gran templaza y generosidad por lo que puedo deducir de lo poco que sé de él. Así que no puedo más que despedirme en este comentario-misiva, deseándoos lo mejor a ambos y con una fuerte abrazo para cada uno de vosotros.
Querido Enrique, no me equivoco si te digo que eres un comentarista de lo más certero. No puedo más que asentir con cada frase de tu comentario que, además, enriquece el relato de allá arriba.
EliminarEstoy totalmente de acuerdo con todo lo que dices sobre esa tejedora de fantasías, y me alegro mucho de que te haya gustado este microcuento. No sabes cuánto agradece este autor lo que dices de él, aunque ya sabes que sin musa no hay autor, y en este relato todo el mérito es de la musa.
Un fuerte abrazo.
Pablo
Si alguien merece todos los homenajes es la protagonista de tu relato. Pocas personas son capaces de reunir de forma unánime, en torno a ella, la mejor de las opiniones. Sensibilidad, generosidad, grandeza, sensibilidad, superación, humanidad, constancia y afán de perfección. Es tan difícil acumular todo ello en una sola persona que parece un personaje de ficción. La conozco desde hace años, primero solo con sus letras y después en persona. Desde el primer momento me di cuenta de su calidad humana, aunque lo difícil hubiera sido no hacerlo. Gracias a ella conocí Cincuenta Palabras, solo ya por eso le estoy eternamente agradecido, pero también por muchas cosas más. Nunca me cansaré de decir que le guardo un especial cariño, aunque tampoco en eso soy nada original.
ResponderEliminarPodría seguir, pero prefiero remitirme a las hermosas y merecidas palabras que le has dedicado. Me quedo en especial con el título, que la define de la mejor manera, complementado como tú sabes hacerlo con esa "Puerta de la Esperanza", cuyo título ya dice mucho, un tesoro que tenemos la ocasión de disfrutar.
Este relato dice mucho de ella, como también de ti. No descarto que, en su modestia, se sienta un poco abrumada, pero yo te doy las gracias por escribirlo.
Un abrazo fuerte, Pablo
Muchas gracias, amigo Ángel. Como bien dices, ella se merece todos los halagos.
EliminarUn abrazo. Es siempre un placer leer tus comentarios.
Muy bonito el relato. Yo aún me tengo que hacer un croquis con los lazos familiares y resto de conexiones. ¡Soy tan despistada! Así qué solo tengo sospechas... pero no sé quién es esa tejejedora que tanto te inspira.
ResponderEliminarUn abrazo Pablo
Se trata de la gran Patricia Richmond, amiga Raquel.
EliminarUn beso muy fuerte para ti y enhorabuena de nuevo por tu garbancito.
Pablo
Mi comentario será breve, es muy, muy bueno. Un beso.
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Maite. Un besote muy fuerte.
EliminarPablo
Gracias, Pablo, por este homenaje que lanzas a los cuatro vientos en cincuenta palabras y deseando que lleguen, con alegría, al Callejónde las Once Esquinas.
ResponderEliminarCuando comencé a leer a tu Tejedora de Fantasías, me sorprendió la temática de sus relatos. Poco a poco le leí poemas, reflexiones, relatos cortos y menos cortos y comprobé su fuerza, su coherencia y su elegancia.
Fue, en algunos momentos, abriéndome la Puerta de "mi" Esperanza de ser mejor persona. Porque además de escribir y de animarnos a escribir, sus comentarios en este rincón y en el Callejón, son de una nobleza que nos obliga... me obliga... a quitarme desde la más humilde boina hasta el más emplumado sombrero de mosquetero, pasando por la bacía de Don Quijote o mi abollado embudo de loco.
Genial comentario, Salvador. Veo que a ti también te ha hechizado Mrs. Richmond. Es lo normal.
EliminarUn abrazo.
Pablo
¡Toma regalazo a la gran tejedora de fantásticas historias! Ella, NUESTRA Richmond, se merece este y todos los honores, y no se me ocurre mejor portavoz que la sobresaliente pluma de Pablo Núñez. ¡Enhorabuena, primo, no podrías haberlo hecho mejor! Besos para los dos.
ResponderEliminarMe alegro de que te guste el relato y, sobre todo, que tengas ese cariño a la homenajeada.
EliminarUn besazo, prima.
Tu primo.
Qué bello homenaje al halo de la Gran Capitana, la sin par Patricia. Las palabras enlazan un canto a la creadora, a la tejedora de fantasías y sueños, que serían inenarrables de no ser por ella. Son sus palabras, pero como bien sabemos, es su espíritu, su manera de ser y de estar.
ResponderEliminarY basta, que las plumas de la gallina estarán alquilando sombreros para llevar al desfile de los aplausos.
El mío y mi admiración ya los tiene ganados. Como tú. Parodiando a la capitana, permíteme que me destoque, lance mi sombrero al aire y te dé un abrazo grande, a la altura de la ocasión.
Un abrazo, amigo Manuel. Cómo me alegra que este relato ponga en su sitio a nuestra gran Richmond gracias a palabras como las que tú le dedicas.
EliminarPablo
Yo me he introducido en el bosque de cincuenta palabras que es tu relato y te prometo que me he emborrachado de ideas, de palabras, de letras...
ResponderEliminarSolo sé que he salido dando besos y abrazos. No sé ni cuantos ni cuáles han sido para ti o para Patri. Tampoco me hagas que elija, Pablo.
Tú ya me entiendes.
Abrazo y beso para Pablo y para Patri.
Me alegro por la Srta. Richmond y me apunto a su club de fans que la seguimos y admiramos. Mi envidia por Patri y un pellizco monjil a Pablo, que a mí no me dice cosas tan bonitas.
jejejej!!!!!
Jajaja. Eres grande, Isidro.
EliminarEstate preparado no vaya a ser que en uno de estos meses te lleves una sorpresa.
Fue un placer que estuviéramos en el último encuentro un poco más de tiempo.
Un abrazo.
Qué historia tan bonita Pablo, a cada cual le das lo suyo. Con una verbalidad propia de un maestro, nos has relatado esta gran y pequeña historia. Sigues la ruta que nos deja Patri, en su mundo y tu mundo de fantasías creadas, reales, creíbles. Increíbles. Me ha gustado muchísimo. Abrazos, Pablo.
ResponderEliminarGracias, Carmen. Me encanta tu comentario. Mi relato me lo han dictado los de Patricia así que es suyo. Yo solo puse la pluma.
EliminarUn besote.
Pablo
Magnífica idea Pablo la de repartir cuentos dependiendo del lector, todos los relatos tienen una utilidad, pero el tuyo me ha sido doblemente útil, por poder saborearlo en si mismo y por darme a conocer "La Puerta de la Esperanza", un blog que de rebote me ha llevado a "El callejón de las once esquinas" donde la luna del capitán alumbraba a las brujas de la noche entre la vida y la muerte, y alguien desde su última silla nos hace estremecer con su condena "a muerte"
ResponderEliminarEl darte a conocer esa Puerta de la Esperanza ya es un premio. Y lo de La luna del capitán, un relato al que tengo un cariño especial, y del que espero escribir algún día el número dos, me ha llegado bien dentro.
EliminarMuchísimas gracias, Irreverente.
Pablo
Si alguien sabe cómo condensar la fantasía en palabras, esa es Patricia, la de la gallina en la cabeza y un 'nunca jamás' en el corazón. Si alguien sabe destilar la esencia de lo auténtico, ese eres tú, Pablo.
ResponderEliminarEres la mejor cerradura para abrir una puerta tras la que no sólo encontramos esperanza, sino un universo del que ya no se quieres salir.
Mi más sincera admiración por el escritor y por la musa.
Una bandada de abrazos y besos muy muy cacareados.
Sé que me repito, Antonio, pero es que con tus comentarios siempre me pasa lo mismo: me quedo con la boca abierta y me siento más que agradecido por haber enriquecido, y de qué manera, el relato.
EliminarSolo me sale mandarte un fuerte abrazo y ponerme a leer todos tus comentarios.
Pablo
Querido Pablo, sabes que no estoy entrando a comentar últimamente en cincuenta, el tiempo y factores varios me lo impiden, pero no quería dejar de decirte que me parece maravilloso este relato dedicado a la no menos maravillosa Miss Rich. Suscribo todas y cada una de las cincuenta palabras que has escrito sobre esta "tejedora" tan especial.
ResponderEliminarEnhorabuena y gracias por escribir como lo haces, con verdad, con todo el cariño, con muchísimo respeto y enorme admiración hacia la escritura, hacia esta comunidad y, en este relato en particular, por estas cincuenta dedicadas a nuestra querida capitana.
Un beso enorme a los dos. Y uno doble para ti, ahijado, por ser tu cumpleaños hoy y porque te lo mereces siempre.
Malu.
Cuánto me alegra este sentido homenaje a nuestra querida Patricia. Debo decir que cuando empecé a participar en Cincuenta Palabras no tardé mucho en comprender que era un privilegio compartir página con ella, y que más tarde me di cuenta de que la verdadera suerte era poder conocerla. Con tu relato además has dado pie a que los demás expresen lo que piensan sobre su persona y su obra, con lo que el tributo cobra a cada comentario dimensiones mayores. Aprovecho para compartir todo lo mucho bueno que se ha dicho y también para felicitaros por este entrañable encuentro.
ResponderEliminarEnhorabuena y un fuerte abrazo para los dos.
Ay, Patricia!... si es que nos tiene "el cor robat" que decimos por aquí (el corazó robado).
ResponderEliminarY tú también, Pablo, con tus tiernos relatos llenos de sentimientos.
Beso para ambos!
Carme.
Terminado este mes nefasto en que, más o menos, el cielo se me ha caído encima de la cabeza, me cuelo en el relato de Pablo para volver a agradecerle su generosidad. Él, como Panoramix, conoce las pócimas que alegran el corazón y riega con ellas las raíces de nuestra aldea. Muchas gracias por vuestros comentarios, un poquico exagerados, galos míos.
ResponderEliminarPablo, prepara la marmita grande y deja que nos sumerjamos todos a la vez en tu pócima de fantasía. ¿Are you ready? Una, dos y tres.. ¡Adentro!