Las dos caras de enero
Éramos como dos extraños en un tren. Yo tenía una afición peligrosa, amarte. Tú, ese dulce mal de ser un alma a merced del viento. Solo quiero escapar contigo de esta celda de cristal. Ser pájaros a punto de volar. Abandonar este mar de fondo. Y convertirnos en cadáveres exquisitos
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