Le llaman justicia
"No seas impaciente", le dice a su hijo que, enfurruñado, tuerce el gesto, sin protestar.
Los hombres cogen una piedra, forman un círculo y el alcalde lanza la primera.
El padre da la pequeña al niño, que la tira con rabia, hasta que su madre, la adúltera, se queda inmóvil.
Los hombres cogen una piedra, forman un círculo y el alcalde lanza la primera.
El padre da la pequeña al niño, que la tira con rabia, hasta que su madre, la adúltera, se queda inmóvil.
Madre mía, Gloria. Qué mal cuerpo se me ha quedado. Qué dura justicia otorgada injustamente. Y qué crueldad el hecho de que sean el marido y el hijo quienes ayuden a impartirla.
ResponderEliminarBuen relato. Espeluznante.
Por desgracia Aurora, esta "justicia" tan particular se sigue impartiendo en algunas culturas y se continúa ejerciendo con impunidad contra las mujeres mientras el hombre "adultero" que se supone que también ha pecado se va de rositas. Lo peor es que se inculca esta atrocidad en los cerebros de los inocentes que acaban perpetuando estos horribles crímenes. Gracias por comentar, Aurora. Un abrazo. Gloria Arcos
EliminarAtroz la historia e impactante el relato. Enhorabuena, Gloria.
ResponderEliminarMe alegro que te haya impactado aunque sea por la monstruosidad que narro, aunque ya sabrás que esto sigue ocurriendo aunque a nosotros nos siga pareciendo una terrible forma de imponer "Justicia". Muchas gracias por comentar. Un abrazo enorme. Gloria Arcos
EliminarEl orgullo y la infamia disfrazados de honor y justicia. Despreciable y perverso. Felicidades, Gloria, por haber sabido plasmar en pocas líneas y con toda su crudeza, esta terrible realidad. Un beso.
ResponderEliminarGracias Matrioska por leer y comentar. Como dices es terrible esta noción tan horrible de imponer "justicia". Espero que al recordar que existen sea una manera más de condenarla. Recibe un fuerte abrazo. Gloria
EliminarSeguro que al adúltero (el supuesto y enorme delito no lo cometería ella sola) no le sucedió nada de nada. Una vara de medir cruel, inhumana y radical, donde los más mínimos derechos humanos y la piedad brillan por su ausencia. Y los niños que aprendan, lo importante es la "justicia", no los sentimientos y el parentesco. Tengo un relato también con esta temática. Parece ser que esa práctica se va erradicando, pero no sé yo, porque a veces da la impresión de que no aprendemos y vamos hacia atrás, como los cangrejos.
ResponderEliminarDuro como una piedra, doloroso como una pedrada. No deja indiferente
Un abrazo grande, Gloria
Ángel, como dices parece que esta "Justicia" se está erradicando aunque como ya sabes de vez en cuando salta a los medios algún episodio, que no por ocurrir en zonas muy remotas, deja de ser tan terrorífico como el que narro. No me extraña que hayas utilizado el tema por que es impactante, injusto y cruel. Como tú dices es como una dura pedrada en plena frente, especialmente cuando se obliga a los hijos y familias de la víctima a ejercerlo, mientras que la otra parte, el hombre, queda libre y sin castigo. Recibe un fuerte abrazo. Gloria
EliminarMuy cruel, pero has sabido plasmarlo con toda su visualidad. Un beso.
ResponderEliminarMuchas gracias, Maite. Me alegro que te haya gustado, a pesar del tema tan cruel. Un abrazo. Gloria
Eliminar¡Qué fuerte, Gloria, que el hijo quiera tirar piedras a su madre! Qué le habrán metido en la cabeza a un niño, que nace sin odio, sin prejuicios, sin entender de desigualdades...
ResponderEliminarMuy bien contado.
Y tan impactante como una pedrada (que ya te lo han dicho, sí :-)
Un abrazo,
Carme.
Muchísimas gracias, M. Carme. Ya sabes que los niños son muy maleables y es fácil inculcarles hasta las peores atrocidades. Demos gracias para conseguir que estas barbaridades no se vuelvan a repetir
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