Rivalidad
Me llevaban los demonios cada vez que lo encontraba despanzurrado en la cama con su querida e inseparable Candy. Mi picardías rojo, mi Chanel número cinco y todo mi entusiasmo nunca pudieron competir con aquella vida de confeti tan irresistible como odiable. ¡Ojalá reventaran él y su maldita Candy Crush!
Juego de palabras entre la muñequita de aquella película (malísima por cierto) y la aplicación de colorines. Adicciones versus desviaciones contra las que la protagonista se muestra enfurecida pero poco puede hacer mientras él no mire un poquito a la realidad con lencería fina y perfume francés en lugar de ser tan virtualmente obsesivo. Una historia aparentemente sencilla pero con mucho calado. Un abrazo Luis.
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