Amarga primicia
Era temprano, demasiado temprano para dar una mala noticia, pensaba mientras una lluvia helada negaba el horizonte y encubría su llanto. Tres meses a lo sumo, acababa de diagnosticarle el especialista. Llegaría a casa y tendría que contarlo. Tres meses, respondería, cuando le preguntaran, me quedan tres meses de vida.
Hay noticias que nunca nos vienen bien, siempre son amargas y siempre nos parece temprano cuando surgen. No sabemos qué habrá después si es que hay algo. Lo único cierto es lo que conocemos y, sobre todo, los seres queridos, a los que nos aferramos con uñas y dientes. Una primicia así, por muy ley de vida que sea, es el comienzo de un calvario con un final anunciado, siempre prematuro, nada deseado y nunca comprendido del todo.
ResponderEliminarHas reflejado muy bien la angustia de esa persona, preocupada por ella misma, como es lógico, pero tanto o más por el efecto que causará en los demás el hecho de que conozcan una realidad que aún no imaginan, la sensación previa a ser el mensajero de la peor noticia.
Un abrazo, María José
Hay noticias que caen como el agua helada de la lluvia que describes, lleguen a la hora que lleguen. Y peor aún, si además de recibirlas las tienes que transmitir. Esa sensación queda bien reflejada en tu micro. Un abrazo, María José.
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