Amigo invisible
Paco guarda el papel sin abrirlo. No le gusta ese juego del instituto. En casa, con la emoción contenida, lo desdobla delante de su amigo Alberto.
Una voz le sobresalta:
—Paco, ¡deja de hablar solo, hijo! ¡A comer!
El último doblez hace invisible la realidad. Fondo blanco, letras azules: MARIC...
Una voz le sobresalta:
—Paco, ¡deja de hablar solo, hijo! ¡A comer!
El último doblez hace invisible la realidad. Fondo blanco, letras azules: MARIC...
Puedo imaginar las siete letras atroces que componen la palabra entrecortada. A pesar del dolor que produce ser bautizado con esas letras, el relato tiene una creación de personaje fantástica y un efecto sorpresivo doble. Gracias por tu relato, Carmen
ResponderEliminarGracias por tu comentario, Manuel. Un tema muy duro que me tocó muy de cerca. Un abrazo grande.
EliminarLas etiquetas siempre son injustas, por simples y limitadoras, las personas son mucho más que una denominación, si ésta, además, resulta despectiva, el sufrimiento está asegurado. Los niños que recurren a un amigo invisible es porque tienen mucha vida interior y no pueden, o no encuentran, con quien compartirla como merecería.
ResponderEliminarDura vida la de este muchacho, bien reflejada en esta breve historia. Los niños, o los adolescentes, a veces, pueden llegar a ser muy crueles.
Un abrazo, Carmen. Buen verano
La crueldad de algunos niños y adolescentes, hace que los agredidos tengan que recurrir a amigos invisibles para escapar de esa fea realidad. Lo peor es cuando escapan de formas más drásticas. Gracias Ángel Feliz verano también para ti. Besitos
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