Carpooling
Salí de Madrid con Janis Joplin, sonriente y aguardentosa, de copiloto. A la altura de Talavera se quedó en una gasolinera y recogí a Nick Cave. Ya por Mérida aparecieron en el retrovisor los Rolling.
Anocheció.
Bajo mil estrellas, la eterna Nina Simone; y por fin, en el horizonte, Sevilla.
Bajo mil estrellas, la eterna Nina Simone; y por fin, en el horizonte, Sevilla.
¡Qué me ha gustado ese resumen de tu viaje! Y vaya compañeros que llevas. Finalmente, la ciudad de destino hace que el relato sea perfecto ;-).
ResponderEliminarPablo, tu paisano.
Gracias por tu comentario, paisano. Yo voy mucho y en la más variada compañía a esa ciudad de destino. Cuando os reunáis por allí, avisadme, (aubaeza en gmail) que igual encuentro quien me acompañe cantando a voz en cuello ;-)
EliminarHace algún tiempo yo también viajé con Nina Simone. Gracias, Aurora, por un texto tan evocador
ResponderEliminarGrande, grandísima Nina. Con ella no apetece que acabe el viaje nunca.
EliminarGracias por tu comentario Manuel.
Buenos compañeros de viaje
ResponderEliminarSaludos, Aurora
Buenos compañeros, sí, y mejores compañeros de relatos. Gracias por tus palabras María.
EliminarEs otra de las ventajas del Carpooling, que conoces a nueva gente y se comparten gastos, experiencias como viajar, gustos musicales, historias personales, ese vértigo de "¡con quién me tocará?", llegaremos sanos y salvos?... e incluso pueden inspirar bastantes relatos y algunos muy buenos como el tuyo, Aurora.
ResponderEliminarBesos.
Durante lo años que viví en EEUU siempre me fascinó e intrigó por igual el hecho de que en una sociedad tan sumamente desconfiada se metieran unos en los coches de otros tantas horas sin dudarlo un instante. Lo de "Llegaremos sanos y salvos?" me ha hecho reír.
EliminarGracias por tu comentario Isidro.
Un viaje compartido puede ser una oportunidad de enriquecimiento mutuo, también a través de la música. La que sugiere tu relato es de primera. Hay que reconocer que también puede suceder lo contrario si la música es otra, lo que demuestra que del cielo al infierno puede haber solo un paso.
ResponderEliminarUn abrazo, Aurora
Te imaginas tener que ir de Madrid a Sevilla escuchando la bicicleta?! jaja qué horror. El infierno puede estar mucho más cerca de lo que uno piensa. Afortunadamente a mí me tocaron buenos compañeros musicales.
EliminarGracias por tu comentario Ángel.
La música como compañía, un carpooling de emociones y sensaciones. Muy original, Aurora. Un abrazo y feliz verano.
ResponderEliminarPues sí. No importa que el coche vaya vacío como iba el mío, una nunca conduce sola si sabe de quién acompañarse. Hago ese trayecto cada tres o cuatro semanas y a veces pienso que necesito un bus para tanta gente que llevo conmigo.
EliminarGracias por tu comentario Salvador.