Desencuentro en la saeta del tiempo
Él le dijo a las once, Sara entendió a las ocho. Llevaría un sombrero de fieltro, ella uno de ala ancha. En la solapa, la ilusión de un nuevo comienzo; en su prendido, un eterno reproche.
La fuente fue testigo del desencuentro.
El reloj no corría demasiado a su favor.
La fuente fue testigo del desencuentro.
El reloj no corría demasiado a su favor.
El tiempo y ¿la desgana?
ResponderEliminarUn saludo, Maria Belén
Siempre la desgana gana al tiempo. Lo bonito es saber vencerlo.
EliminarMuchas gracias Maria.
Un beso.
A veces un pequeño malentendido puede ser decisivo. No somos perfectos y nos equivocamos, en ocasiones con profundas consecuencias, un detalle puede cambiarlo todo.
ResponderEliminarUn relato sobre un mal comienzo, que puede convertirse en un final prematuro, antes siquiera de haber comenzado, con un título original, bello y sorprendente, en línea con tus letras.
Un abrazo, Belén
Siempre hay malosentendidos que saben a derrota.
EliminarLo bueno sería convertirlos en éxito, en profundidad de detalles, en la imperfección que hace de la vida belleza.
Muchas gracias Ángel, sabias palabras siempre.
Un abrazo grande
Una cita a ciegas, a veces abre los ojos con un mínimo detalle,
ResponderEliminarcómo un retraso o una huida por pánico ante una situación desconocida.
En pocas palabras, lo has retratado perfectamente, María Belén.
Un besito virtual.
Acertada tu descripción de las citas a ciegas Maria Jesús. Muchas gracias por tus palabras.
EliminarUn besito virtual de vuelta bonita.
El destino y el tiempo se han aliado para separar unos caminos que, tal vez, puedan volver a reencontrarse. Muy bueno, Mª Belén. Un abrazo.
ResponderEliminarSiempre es el destino y ese tiempo que bien dices quienes juegan con la vida.
EliminarA veces es mejor obviarlos y seguir nuestro camino, ese que late más fuerte.
Muchas gracias Salvador.
Un abrazo grande de vuelta.
Juventud, divino tesoro que te fuiste para no volver. Buen relato.
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