El quid de la cuestión
Practico con mimo. Cada gesto está milimetrado. Aquí respiro; aquí miro al público; aquí hago una pausa; aquí saludo al cielo. Y sonrío.
A ti, mi querido maestro. Que me enseñaste que sin palabras también se puede interpretar y hacer reír al público.
Ese es el quid de cada actuación.
En el mundo compartido por todos hay muchos mundos. Uno es el de la interpretación. Saber hacer reír a un público y más sin el recurso de la palabra ha de ser todo un arte, una técnica que requiere ingenio y trabajo. Cuando ambos ingredientes se unen todo parece posible, en ese campo concreto y en cualquiera.
ResponderEliminarUn relato sobre la esencia de una actividad concreta, aunque extrapolable a otras muchas.
Un abrazo