El sinsentido
"¡Qué vacía me siento!", parecía decir mientras se dejaba mecer por el viento. Recordaba el día en que se había sentido plena, útil, incluso deseada. Pero hacía tanto...
Llegó hasta el borde del agua y pensó: ¿por qué no?
Yo la vi pasar, flotaba en el mar. Otra bolsa más...
Llegó hasta el borde del agua y pensó: ¿por qué no?
Yo la vi pasar, flotaba en el mar. Otra bolsa más...
Delicada y poética manera de entrar en el alma del lector para depositar un significado de gran valor. Generas expectativas y estimulas su curiosidad hasta la sorprendente estocada final… garantía de un efecto profundo y duradero. A mí me lo ha producido y me ha parecido genial, María.
ResponderEliminarUn saludo.
Gracias, Josep Maria, me encanta haber logrado sorprenderte.
EliminarUn saludo.
Original y genial relato, un grito de socorro de esos mares plastificados por la dejadez y la sinrazón humana. Un abrazo, María, y feliz verano.
ResponderEliminarGracias, Salvador. Así es, gritan a oídos sordos. Esperemos que alguien los escuche.
EliminarUn abrazo y feliz verano para ti también.
Hola, María.
ResponderEliminarQué grande es el mar y qué pequeñita una bolas, ¿verdad? Pero bolsa a bolsa... Luego pasa lo que pasa. Que el mar es de todo menos agua salada y salubre.
Magnífico trampantojo el tuyo. Creemos ir en una línea, los lectores, y nos vas envolviendo para terminar muy en otra donde cuadra todo como en una buena caja registradora.
Mi más rotunda enhorabuena, un beso grande y un besibrazo y un verano la mar de feliz.
Hola, Eduardo.
EliminarMe ha gustado despistarte. No es fácil je je je.
Y si, esperemos recuperar esos mares, por nuestro bien.
Un besibrazo y un muy feliz verano.
Es un sinsentido tirar piedras contra el propio tejado. No deja de ser un suicidio colectivo no respetar el medio ambiente. Tu relato presenta, pues, plena concordancia entre título y mensaje, con la virtud de jugar al equívoco y sorprender en el desenlace final.
ResponderEliminarUn abrazo de verano, María
Creemos que nunca nos va a afectar. No pensamos en el futuro.
EliminarUn abrazo y feliz verano, Ángel.
Fiel retrato de lo que fue la utilidad de las bolsas de plástico, y el enemigo público en el que se han convertido.
ResponderEliminarActual , ocurrente y hasta poético tu relato, María.
Suerte y un besito virtual.
Gracias, Maria Jesús. Un beso y feliz verano.
EliminarMe ha gustado mucho, has sido capaz sacar un buen relato de una simple bolsa de plástico con mensaje en el fondo. La próxima vez revisaré la mia del supermercado para ver si tengo suerte.
ResponderEliminarUn saludo.
Gracias, José Antonio.
EliminarFeliz verano
María el relato es magnífico pero ese problema ya ha dejado de existir, pues desde que nos las cobran ya no contaminan, yo había pensado en mi ignorancia supina que prohibirían su fabricación, pero no, las siguen fabricando incluso con la propaganda del comercio, con lo que hacer publicidad al vendedor nos cuesta dinero, la cuadratura del círculo, me descubro ante ellos.
ResponderEliminarMira que yo había pensado lo mismo, pero ya ves, hasta las "pagadas" flotan, contaminan. Si es que...
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