La espera
Una calle invadida de recuerdos me llevó hacia la iglesia. Estaba como la recordaba, más deteriorada, pero majestuosa como siempre. En la penumbra, reconocí el sepulcro de mis antepasados y, sobre él, un gran ramo de lirios frescos. En uno de los bancos, estaba Ella esperándome. Aquí estoy, le dije.
Elegancia, serenidad y belleza en tu micro, M.Luisa. La imagen de ese ramo de lirios depositado por Ella es pura poesía.
ResponderEliminarAplausos y abrazos.
Gracias Patricia. Un poco triste me salió, pero evocador... me parece. Un abrazo.
Eliminar"Ella", así, en mayúsculas, me hace pensar en la muerte, y alguien acudiendo a su encuentro.
ResponderEliminarY los lirios frescos, la ofrenda.
Sí, Ella, ineludible cita... Gracias por tu comentario.
EliminarHay citas que se pueden posponer, pero antes o después son ineludibles. Nadie tiene más paciencia que quien sabe que todos, hombres y mujeres, terminarán en sus dominios. En todo caso, que espere, que aún queda.
ResponderEliminarUn abrazo, María Luisa
Sí, solo una visita... que espere... Gracias Angel, un abrazo.
EliminarEn tu relato nos introduces en un lugar cargado de evocaciones antiguas, donde dominan los recuerdos familiares. Al final, ese encuentro, aunque ineludible, en un futuro muy lejano. Además, publicado en un día señalado para tí. Excelente. Abrazos, María Luisa.
ResponderEliminarGracias Pepe. Los recuerdos nos hacen volver la mirada, pero solo es una visita. Seguiremos llevando flores... un abrazo.
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