Mi ángel
Sin previo aviso apareció como un rayo de luz en mi vida, enamorándome su grata esencia, tan libre, frágil, tierno y bello. Súbitamente de mis caricias y desvelos se hizo dueño, sus brillantes e hipnotizadores ojos me guiaron; sin dame cuenta lo tenía entre mis brazos y lo llamé: hijo.
Buen relato Carlos, eso sí disfrútalo que el tiempo pasa volando.
ResponderEliminarUn saludo.
Gracias José, tienes mucha razón.
EliminarUna experiencia única, que aflora todos los sentimientos.
ResponderEliminarSuerte en este primer relato tuyo que yo leo.
Saludos virtuales, Carlos Alberto.
Gracias Maria, espero también aprender de usted.
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