Contigo, pan y cebolla
—Palomita mía, ¿qué tenemos para cenar?
—Cachupito mío, tu mujercita ha preparado para el hombre de la casa una ensalada verde de brotes tiernos, hamburguesa de seitán con algas y semillas de sésamo y de postre, un yogur desnatado con bayas de goji.
—Gracias, amor. Hoy traigo un hambre canina.
—Cachupito mío, tu mujercita ha preparado para el hombre de la casa una ensalada verde de brotes tiernos, hamburguesa de seitán con algas y semillas de sésamo y de postre, un yogur desnatado con bayas de goji.
—Gracias, amor. Hoy traigo un hambre canina.
Pues esperemos que al cachupito le gusten esas delicias vegetarianas porque si no... mal lo veo al chaval: esa hambre canina pronto se convertirá en de tres semanas, como en la canción esa de las mentiras. Casi mejor que se coma (a besos, se entiende) a su palomita. Sin bromas, no soy vegetariano, pero a mí el menú me suena atractivo y creo que no le haría ascos, aunque sí que cambiaría el yogur (me da repelús) por un helado u otra cosa parecida. Suerte, Pepe. Saludos.
ResponderEliminarGracias Jesús por tu comentario. Como vegetariano consorte que soy, es fácil entender que lo de "contigo pan y cebolla" es una verdad como un templo. Muchos saludos.
EliminarHola, Pepe.
ResponderEliminarEl texto tiene retranca, quiero decir, transpira un humor mordaz. Desde el título, ya sabes ajo y agua. Que le hubiera puesto un florero directamente. Esto de las dietas es para tomarlo como te lo tomas en tu escritura. El hombre es omnívoro: debe comer de todo pues su tracto intestinal está a medio camino entre el de los herbívoros, una vaca por ejemplo, y un carnívoro león, pongamos por caso. Si te pasas con la carne y embutidos, pues a beber mucha agua para bajar el nivel de uremia en sangre y en orina. Y punto. Los "masticaflores" son la bomba con su fundamentalismo. Tu ojo crítico es muy inteligente, irónico y satírico: muestras sin pontificar como termino yo de hacer.
Me encanta tu relato, que merece mi más vivo aplauso. De paso, un abrazo fuerte, amigo, y muy buen lo que queda de verano. No me digas que estás cenando lechuga pelona...
Muchas gracias por tus palabras, Eduardo. Me encanta que te haya gustado y recibo tu aplauso con ilusión. En cuanto a la cena, ayer después de un viaje cenamos un vaso de horchata con fartons, nada de verduras. Abrazos.
EliminarEl pobre Cachupito no sé yo si va a saciar el hambre canina con las delicias que le ha preparado su Palomita. Aunque también te digo que seguro que está buenísimo cocinado con amor. ¡Qué risa me haces pasar con tus relatos, Pepe!Te deseo felices comidas saludables y deliciosas. Un abrazo fuerte.
ResponderEliminarAurora, no se lo digas a quien tú sabes, pero hay días que paso más hambre que Carpanta. En fin, igual habría que añadir a lo de "en la salud y la enfermedad, en la riqueza y la pobreza" algo así como "en la carne y la verdura". Besos y abrazos.
EliminarTu relato me ha hecho mucha gracia, pero además me ha enternecido, y creo que es por esa nobleza y ese amor con la que Cachupito asume la situación a pesar de traer un hambre “canina”. Yo no sé cómo llevaría algo así; supongo que echaría de menos algunos alimento, aunque todas esas cosas parecen tener buena pinta. Inmejorable título.
ResponderEliminarEnhorabuena y un abrazo, Pepe.
Gracias por pasarte por aquí, Enrique, siempre es un placer compartir contigo està pàgina. Ya ves que la sabiduria popular nunca falla, cuando hay verdadero amor, lo demas no importa. Abrazos.
EliminarComo decían mi madre y mi abuela: "Contra el hambre, no hay pan duro". Mucha tiene que tener este personaje para comer algo que, a priori, no parece muy atractivo ni muy saciante, pero seguro que resulta muy sano. En el fondo todo es cuestión de cantidades. En todo caso y, como indica el título, lo importante es tener con quien compartirlo.
ResponderEliminarSimpático relato, Pepe. Disculpa que no te comentase antes. El mes de agosto es atractivo, aunque fomenta la irregularidad.
Un abrazo