Desesperación
No puedo seguir así. Es inhumano. Me duele todo, el cuerpo y el alma. No creo que pueda sobrevivir en este estado ni un día más. Tanta soledad, tanto silencio.
Tengo las manos vacías. Las miro y veo mi fin.
Es mi castigo. ¡Papá me ha quitado el teléfono móvil!
Tengo las manos vacías. Las miro y veo mi fin.
Es mi castigo. ¡Papá me ha quitado el teléfono móvil!
Hola, María.
ResponderEliminarQué bien nos llevas por un camino que luego termina en otro inesperado como desenlace, y eso sin faltar a nuestra inteligencia. Nos tienes en ascuas y en el último párrafo todo cobra sentido. Terrible en verdad para un jovencito o una jovencita que le priven del móvil, su "arma" favorita.
Me ha supergustado el micro. Mi más muy mayor enhorabuena y un besibrazo, de esos tuyos. Feliz verano.
Hola, Eduardo. Si, ya parece que no supieran vivir sin esos chismes. Y no sólo los jovencitos, que al resto también nos pasa, hacemos un drama el quedarnos sin batería ja, ja, ja
EliminarUn besibrazo y un feliz verano.
¡Una verdad como un templo!Estaba leyendo toda intrigada, pensando en la soledad, quizá de los ancianos, y das un final completamente distinto a lo que esperaba. Pero absolutamente demoledor y real. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarTe engañé jejeje. La verdad es que esta juventud no sabe qué hacer con su tiempo si no tienen el móvil a mano.
EliminarUn abrazo, Aurora y feliz verano.
Ja, Ja!, me estoy riendo por el ingenio que has puesto en el micro, y por la "drogacidad" presente, que representa el teléfono móvil. No puede ser más real y actual.
ResponderEliminar¿Se inventará algún antídoto? . Quizás algún poderoso robot que nos invada.
Buenísimo, María.
Un besito virtual
¡ja, ja, ja! Algo habrá que inventar.
EliminarUn beso, Maria Jesús y feliz verano.
Hola María:
ResponderEliminarHay determinados castigos que por inhumanos no deben de ser aplicados jamás, no me extrañaría que el verdugo terminase siendo denunciado por maltrato, privación del derecho a la información, y no sé cuántas cosas más, ya que lo que hace en ningún caso tiene cobertura legal
¡Ja, ja, ja! No me extrañaría nada que acabara el padre en la trena.
EliminarUn saludo, Irreverente.
Es que hay padres sin escrúpulos. Yo le pediría a este que se pusiera al menos por un momento en el lugar de su hijo.
ResponderEliminarTan divertido como parecido a la realidad.
Un abrazo, María.
Jajajaaa,seguro que le pasaría como a la hija.
EliminarUn beso, Enrique.
Los que tenemos algún año más que la joven protagonista hemos vivido y sobrevivido sin esa tecnología, pero se nos ha olvidado. Quizá no tanto como las nuevas generaciones, pero todos nos hemos hecho dependientes de las pantallas. Quedarnos sin batería, no contestar de forma rápida una llamada o mensaje se considera una falta de educación. Vivir sin estar conectados es impensable, deja la vida sin esencia.
ResponderEliminarDivertido y real, María
Un abrazo