Indefensión
El furor huracanado azotó el parque. Era aún temprano y le sorprendió solo. Los primeros visitantes encontraron el carrito de helados tumbado, con la sombrilla rota. En el banco donde se sentaba apareció una cruz negra pintada y, muy cerca de allí, los cisnes no querían entrar en el estanque.
La tragedia se torna caprichosa cuando decide manifestarse. Aprovecha el momento de indefensión y ataca sin piedad. Percibo en los elementos simbólicos que acompañan la narración la encarnación de cierta fuerza descomunal, maléfica tal vez, que se adueña de ciertos parajes de la naturaleza en según qué horas o momentos. Un halo sobrecogedor y misterioso recorre el relato.
ResponderEliminarHaciendo cacofonía con el título, destacaría que la propia indefinición de esa fuerza, le da aún más poder de sugestión a la narración.
Un abrazo, Josep María.
Cuando todo se confabula contra alguien, poco se puede hacer. La naturaleza es bella siempre, pero también implacable a veces, un arma incontrolable, salvo quizá por un poder demoníaco o extra terreno, algo que no se puede ver, pero sí sentir por el instinto de los animales, esos que creemos seres inferiores.
ResponderEliminarUn relato en verdad inquietante, pues nada lo es más que la indefensión total, sin nadie a quien pedir auxilio.
Un abrazo, Josep María
Muchas gracias, Manuel y Ángel. Es cierto que el texto pretendía generar inquietud, pero vuestros comentarios me han hecho ver que la omisión intencionada de información ha dejado el microrrelato más abierto de lo que yo creía. Ha hecho posibles unas interpretaciones que yo no me había planteado. Creo que esto siempre es bueno.
ResponderEliminarUn abrazo.
Leído nuevamente y con más detenimiento, advertido por tu respuesta, entiendo que la cruz negra, tiene que ver con un acto de sectas demoníacas tal vez, y el hecho de que los cisnes no quieran entrar en el estanque, indica que el cadáver del heladero ha visitado a los peces en su medio. Inquietante, desde luego, pero en otro sentido al que apuntábamos Ángel y yo.tal vez el metafórico huracán de la primera frase nos llevó a otras conclusiones.
ResponderEliminarUn abrazo, Josep.
Gracias por tu interés y relectura, Manuel. Tu nueva interpretación se acerca mucho más a la que tenía yo en la cabeza al escribir el micorrelato. Cuando incorporé la alusión a que los cisnes no querían entrar en el estanque, quería sugerir que el cadáver del vendedor había acabado en el estanque. Lo de la cruz negra podía tener diversas interpretaciones. Yo pensé en la violencia gratuita e indiscriminada (“furor huracanado”) que, por desgracia, vemos a menudo en nuestra sociedad y que la ejercen grupos organizados ultra (algunos utilizan cruces negras como símbolo distintivo).
ResponderEliminarUn abrazo.