Juego de espejos
Se levantó poco a poco. Estaba mareada. Se había golpeado la cabeza al caer. Maldita debilidad. Desde que el espejo deformador entró en su vida, había comenzado la guerra. Seguía viéndose gorda pero ganaría la batalla contra su propio reflejo. El hambre solo era un mero inconveniente que sabría controlar.
Hola, Aurora. Nos dejas un magnífico relato sobre un tema del que últimamente no se habla demasiado en los medios (resulta increíble que haya "modas" incluso a la hora de informar sobre determinados asuntos de salud), aunque sí recuerdo que hará un par de semanas se comentó que en un hospital español estaban probando un método nuevo para tratar de "aliviar" los síntomas de la anorexia, creo que era con el uso de electrodos o algo así. Y que decir el final de tu texto, donde vemos cómo la chica se cree capaz de vencer a lo ella cree ver; pues que presenta una realidad terrible ante su casi segura e injusta derrota. Suerte y saludos.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario, Jesús. Es un tema que me preocupa mucho y que tiene una solución difícil si las personas que lo sufren ven como una victoria dejar de comer. Un fuerte abrazo.
EliminarLa grandeza de los micros está en contar una situación sin nombrarla. Eso es magia. Es lo que tú has hecho. Me ha encantado.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Un beso.
Pablo
Muchísimas gracias, Pablo. Me hace mucha ilusión que te guste. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarMuy bueno, Aurora. Un tema delicado que has tratado de una forma genial. Felicidades! Abrazos.
ResponderEliminarMuchas gracias por tus palabras, Pepe. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarHola, Aurora.
ResponderEliminarEl auténtico espejo deformador se encuentra en la mente. La insatisfacción producida en la vida por otras cuestiones tiene traslado al tema de la silueta, como si estar delgada o delgado otorgara una especial carta de naturaleza. No verse nunca en la medida es una enfermedad, la anorexia, que tratas de una manera exquisita. Ojalá tu texto, escrito de forma maravillosa, ponga su granito o granazo de arena para paliar tan terrible mal. Que no nos veamos jamás de los jamases en una de estas.
Un beso y feliz todo para ti siempre.
Hola Eduardo, siento no haberte respondido antes. Parece que he estado un poco descuidada con mis lecturas. Me alegraría mucho si este texto pudiera ayudar en algo al problema que padecen muchas personas. Me daría una razón más para escribir. Un fuerte abrazo.
EliminarPerfecta descripción, en forma de relato, del pensamiento (esa visión errónea de la realidad) de la persona anoréxica y que tan dañino puede resultar para quien lo sufre.
ResponderEliminarEnhorabuena y un abrazo, Aurora.
Enrique, muchas gracias por tus palabras. Me alegra que el relato haya sabido transmitir mi preocupación por ese problema. Parece que he tardado en responder...Me esforzaré por estar más atenta. Un fuerte abrazo.
EliminarTodo está en la mente y todo es cuestión de puntos de vista. Bien está cuidarse y la imagen, pero los extremos nunca son buenos. El mareo y el hambre son avisos del organismo, un trozo de naturaleza, sabio como ella, que hay que saber escuchar, en lugar de prestar atención a las modas.
ResponderEliminarUn problema muy serio tratado con inteligencia y delicadeza.
Disculpa que no te comentase antes.
Un abrazo, Aurora
Muchas gracias por tu certero comentario, Ángel. Coincido en lo delicado del tema porque afecta a muchas de las personas que nos rodean. Me temo que me he despistado un poco con los comentarios y hasta hoy no te he leído. Intentaré estar más atenta. Un fuerte abrazo.
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