No quiero ser una superheroína
Nos unían tantas cosas. Tú y aquellas mallas tan sexis, azules y rojas. Yo y mi segunda piel de cuero negro. Tú trepabas por las paredes. Yo saltaba de tejado en tejado. Tú, Superman. Yo, Catwoman. Pero allí estaba aquella línea vertical trazada con mano firme para separarnos. Puñetero dibujante.
Jajajajajaja me encato, gracias por compartirlo
ResponderEliminarPor mucho que los pobres personajes parezcan cobrar vida sobre el papel, como en la vida misma, lamentablemente parece que hay alguien o algo dispuesto a aguarles la fiesta en el peor (o el mejor) momento. Suerte, Marisa. saludos.
ResponderEliminarUna historia enmarcada dentro de la ortodoxia de los micros, título apropiado y final sorprendente. Muy bueno, me gustan estos tipos de microrrelatos.
ResponderEliminarSaludos.
En el momento cumbre, la vuelta de tuerca del "micro", sabiamente conseguida.
ResponderEliminarSuerte y un besito virtual, Marisa.
Redondo relato por más que sus personajes estén encerrados entre líneas rectas. Su argumento podría muy bien ser utilizado para hacer una historieta del TBO.
ResponderEliminarEnhorabuena y un abrazo, Marisa.