Ojo versus sol
Echaba de menos el azul del cielo, el verde de sus plantas de interior y el rojo de su camiseta. Ya siempre confundiría el sabido color blanco de las paredes por uno "sepia amarillento". Cerró sus doloridos ojos y suspiró.
Se arrepintió de aquella absurda apuesta. El sol siempre gana.
Se arrepintió de aquella absurda apuesta. El sol siempre gana.
Hola, Salvador. Nos dejas un curioso relato, donde nos muestras (como tantas veces en la vida real) como el "fuerte" siempre lleva las de ganar. Aunque, a veces, el "débil" parece "buscarlas por la mano". Aunque ya sabemos que muchas cosas solo se consiguen intentándolo una y otra vez y luchando con la incomprensión, una cosa es desear un récord deportivo, por decir algo y otra luchar contra lo imposible. Pues nada, lo que presentíamos como una colorida historia, se ha quedado cegada por la realidad. Buen texto. Saludos y suerte.
ResponderEliminarSi se hubiera propuesto contar estrellas hubiese acabado con la mayor tortícolis registrada nunca y si hubiese querido contar los granos de arena del desierto hubiese agotado su vida haciéndolo. Las apuestas y luchas desiguales siempre conllevan pérdidas personales. Muchas gracias, Jesús.
ResponderEliminarSalvador, me has trasladado a la triste realidad lúgubre de un hospital dónde los pacientes luchan por sus vidas, y no todos con optimismo.
ResponderEliminarTe envío buena energía para el relato.
Saludos