Rompeolas
Un diagnóstico desolador: irás olvidando.
Ahora, buceando en internet, suena esa melodía que adorabas. Las noches de aquel verano, junto al mar, se iluminan en mi cabeza otoñal. Esos tres minutos de balada son fogonazos de aquella noche de San Juan.
¿Por qué no te atreves a recordar tanta felicidad?
Ahora, buceando en internet, suena esa melodía que adorabas. Las noches de aquel verano, junto al mar, se iluminan en mi cabeza otoñal. Esos tres minutos de balada son fogonazos de aquella noche de San Juan.
¿Por qué no te atreves a recordar tanta felicidad?
A veces la felicidad pasada es dolorosa...
ResponderEliminarUn saludo Francisco
Gracias, Raquel. Suele decirse que para la nostalgia... sólo un minuto. Resistirse y mantener la esperanza en algo que ya pasó acarrea peligros. Pero, un hilo al que agarrarse y recordar una melodía que adorabas también es estimulante. Sobre todo, si la imaginación agranda lo vivido. Aunque referido a lugares y paisajes, George Eliot decía que el paisaje es capaz de ensanchar la imaginación para que podamos vivir en ella.
ResponderEliminarUn cordial saludo.