Saber
¿Cómo iba él a saber que pasaría por tanto sufrimiento? ¿Cómo iba él a saber que tocaría fondo? ¿Cómo iba él a saber que mataría a su ser más querido? ¿Cómo iba él a saber que la vida era eso?
Volvió, rezó a su padre, y escupió a la cruz.
Volvió, rezó a su padre, y escupió a la cruz.
Dura la vida llena de incertidumbres. Afortunadamente no todo acaba así. Una abrazo.
ResponderEliminarLa lectura de tu texto me trae a la mente ese fragmento de Palabras para Julia en el le dice el autor, más o menos, que al sentirse sola o acorralada pueda que prefiera no haber nacido. Algunos si supieran previamente lo que podrían llegar sufrir o , incluso, lo que serían capaces de hacer, puede que prefirieran no haber nacido, o todo lo contrario (independientemente de la posible "maldad" de cada uno), está claro que muchos se adaptan a lo que viene dado y, si es preciso, echándole la culpa a los demás de sus problemas o barrabasadas. Buen texto. Un saludo y suerte, Iñaki.
ResponderEliminarNos dejas con las ganas de saber que pasó después.
ResponderEliminarUn buen relato abierto que cada cual puede cerrar como quiera después de dijerir el escupitajo.
SAludos.
Buenas tardes. Hace tiempo que no visito la página. Reparo en este buenísimo micro, de dura temática pero de factura original e impecable. El recurso de las preguntas-en progresión hasta ese lacónico y contundente final es extraordinario.
ResponderEliminarUn atento saludo