Cocina internacional
Los spaghetti, a pesar de la salsa acondicionadora, se enredan en la salida. Las hormigas fritas crujen emocionadas. El paté se sonroja y se derrite ante una hermosa tostada. En las gradas, callos, madejas, mollejas, sesos y riñones vitorean al equipo español. Gana la carrera la tortilla de patata. ¡Olé!
Un relato para hincarle el diente y que demuestra que la dieta mediterránea es la mejor para estar en forma y para escribir relatos con fundamento.
ResponderEliminar¡Buenísimo, Cristina!
Y contar con el apoyo de todas las vísceras. Eso es muy Mediterráneo también. Gracias por pasarte a comentar. Besos Rich.
EliminarRico, rico, Cristina.
ResponderEliminarY suculento relato surrealista.
Diría más: sabroso en todos los sentidos.
Enhorabuena y un saludo!
Gracias por tus palabras, Carmelo. Para salivar y luego quedar con la boca seca.
EliminarRelato lleno de originalidad y buen hacer. Me ha gustado muchísimo esa cocina llena de fundamento.
ResponderEliminar¡Bravo!
Un beso.
Pablo
Todo corredor que quiera llegar a la meta debe tener fundamentado empeño, por si carece del prestigio de otros. La tortilla de patata parece sencilla pero es un verdadero arte. Gracias por tu comentario, Pablo. Un abrazo.
EliminarSin hacer de menos a otros ejemplos de la cocina internacional, una buena tortilla siempre ocupará los primeros puestos.
ResponderEliminarRelato simpático y sugerente. A mí me ha entrado hambre.
Un abrazo, Cristina
La tortilla fue avanzando puestos en mi cabeza cuando lo escribía. Se merecía llegar la primera a la meta. Un abrazo, Ángel.
EliminarTiene mérito convertir la gastronomía en un deporte. Ay, esas vísceras en las gradas. Menos mal que la triunfadora es la sabrosísima tortilla de patata.
ResponderEliminarOriginal, surrealista y suculento micro, Cristina. Me has abierto el apetito. Besos.
Carmen, tengo un as en la manga. Me estoy planteando como plan B abrir un restaurante. El resultado es tan incierto como cualquier otra cosa, pero al menos tendré un plato en la mesa asegurado. Te reservo una junto a la ventana que da al jardín. Un abrazo.
EliminarMe sumo al aplauso de la llegada a meta de tus tortillas. Qué jugoso, qué sabroso relato.
ResponderEliminarMe alegra que te haya gustado. Una tortilla con su dosis adecuada de cebolla, una buena patata y cuajada en su punto justo siempre será la ganadora. Los demás corredores no tenían ninguna posibilidad. Un saludo, Manuel.
Eliminar¡Olé! ¡Me ha encantado!
ResponderEliminarGracias.
EliminarHola Cristina:
ResponderEliminar¡Qué relato tan sabroso y divertido! Me ha gustado mucho.
Saludos
Un saludo, Nuria. ¡A la carrera!
EliminarMenos mal que ha ganado la tortilla de patata. ¡Menuda carrera más apetitosa! Un abrazo.
ResponderEliminarGracias por comentar, Aurora. No es que solo fuese una carrera apetitosa, sino que resultó algo accidentada. Por ahí andaban los otros participantes con sus dorsales haciendo lo que pudieron pero no les sirvió de mucho, eso sí, creo que a la larga todos se lo pasaron tan ricamente. Un abrazo.
Eliminar¡Esa tortilla rica! Eso sí en la liga nacional, yo voy siempre con los partidarios de la cebolla,ahí, nada de buen rollito soy una auténtica ultra
ResponderEliminarUn abrazo Cristina,
Divertida competición culinaria aderezada con sabrosas imágenes y rematada con una saludable reivindicación cañí. Me gustan mucho las historias originales, me gusta mucho tu historia, Cristina.
ResponderEliminarUn abrazo.