El ultimátum

Harta de excusas y mentiras, le dio un ultimátum: si no acudía a casa para cenar, le abandonaría para siempre.

Al día siguiente, cansada de esperarle en vano una noche más, hizo las maletas y desapareció.

Mientras, él, dormido sobre un ramo de flores, seguía encerrado en un ascensor averiado.
Escrito por Sonia Serna San Miguel - Web

10 comentarios :

  1. Pobre él... Muy buen argumento, el relato, y ultimátum sin fisuras por parte de ella. ¿No funcionaba el móvil en el ascensor? En enhorabuena Sonia.

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    1. Ya ves, María Luisa, no era su noche, pobre hombre...Ja, ja, ja... Gracias por comentar. Un abrazo.

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    1. ¿Verdad que sí? ¿Crees que se lo merecía? Gracias por comentar, Aurora. Un abrazo.

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  3. Lamentable situación, o liberación, según se mire. Me intriga el que hayas utilizado "un" ascensor en lugar de "el" ascensor, porque eso me lleva a plantearme que no era el de la casa en que la protagonista esperaba. Un saludo, Sonia. De Cristina Aguas

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    1. Muy buena observación, Cristina. Efectivamente, no es el ascensor de la casa a la que tenía que ir a cenar. Yo diría que este pobre hombre no llegó a salir de su propio edificio. Un abrazo.

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  4. Que mal sabor de boca se nos ha quedado al pensar en los protagonistas y que gusto da leer tu microrrelato, me encanta!! Muy guay, enhorabuena. 😉

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    1. Muchas gracias, Carmen, muy amable por comentar. Un abrazo.

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  5. Una buena historia, redonda y bien llevada. Enhorabuena, Sonia.

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    1. Muchas gracias, Antonio, por tus palabras y por comentar. Un abrazo.

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