En una tinaja del Mar Muerto
—Altísimo, guíame de nuevo a mi morada, decía hincado un pastor.
Sentía una piedra en las rodillas y, al sacarla, descubría vetustos papiros. Sin saber cómo, leía al sol inclemente.
—¿Para qué dar este saber al corazón? —preguntaba arrojándolos al mar.
De pronto, atisbó su rebaño en la llanura distante.
Sentía una piedra en las rodillas y, al sacarla, descubría vetustos papiros. Sin saber cómo, leía al sol inclemente.
—¿Para qué dar este saber al corazón? —preguntaba arrojándolos al mar.
De pronto, atisbó su rebaño en la llanura distante.
Hace no mucho lei otro relato tuyo. Ahora me quedé prendado por el titulo de este y su contenido ha llenado mi corazon de tristeza por todo lo que se habra perdido. En cambio creo que la arqueologia nos reserva nuevos placeres. Un abrazo Gleiber.
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