Escribir es luchar
—¡Solo se aprende a escribir escribiendo! —me dijeron.
Me puse manos al teclado, me enfrenté con la página en blanco. Mente en blanco, regreso a Netflix, las series de hoy no me llaman la atención.
Vuelvo a la página. Luchamos, intento vencerla, escribo...
—¡No podrás conmigo!
—¡Ya verás que sí!
Me puse manos al teclado, me enfrenté con la página en blanco. Mente en blanco, regreso a Netflix, las series de hoy no me llaman la atención.
Vuelvo a la página. Luchamos, intento vencerla, escribo...
—¡No podrás conmigo!
—¡Ya verás que sí!
La primera palabra es la más difícil.
ResponderEliminarY aunque nos ganen una batalla las hojas en blanco, la victoria al final, sera nuestra.
Buen micro, guerrera Eliezer.
Me gustó, aunque no es mi caso. La escritura está en mí durante las 24 horas. Siempre tengo algún cuento o poesía en mi interior, rondando, buscando el momento para salir. Si no fuese porque necesito ir a trabajar (soy docente de Escuela Primaria), escribiría mucho más. Siento que muchas veces me apuro en hacer cosas para tener más tiempo para escribir. Es más, muchas veces pierdo el tren porque estoy a mitad de una historia y la urgencia de finalizarla y admirarla sobre el papel es tanta, que prefiero llegar tarde a algún sitio.
ResponderEliminarSaludos, yo también soy docente! ¡gracias por leerme colega! ¡Bendiciones!
Eliminar