La señal
Mi abuela aprendió de la suya el arte de la curandería. Aquella anciana misteriosa la eligió a ella de entre sus nietas. "¿Por qué yo, nana?", preguntó, según me cuenta. Y la "Perejil" (así era conocida la curandera) contestó: "Porque he visto que, en la braña, te persiguen las mariposas".
Espectacularmente bueno, María José. Parece el comienzo de una novela o de un relato más largo. A mí me has dejado con ganas de saber más. La señal... ¿persiguen también las mariposas a la narradora?
ResponderEliminarAcabo de quitar el polvo a las plumas de mi sombrero para hacerte con él una reverencia con todo el esplendor que mereces.
Personas predispuestas a convivir con la magia no son muy corrientes. Algo tienen que tener de especial, que un ojo adiestrado sabrá reconocer, aunque ellas, de momento, lo ignoren.
ResponderEliminarHermosa historia de brujas buenas (gente que trata de curar a la gente no puede ser mala) y la forma en la que eligen a sus sucesoras.
Un abrazo, María José
Hay mucha magia en este cuento, algo que habla de un tiempo mágico y antiguo que se renueva en tiempo mágico presente. Saludos, Mª José.
ResponderEliminarEn este territorio menos oscuro de lo que parece la magia es un personaje más, ella es la que elige. ¿Por qué extrañarse? ¿Por qué tenerle miedo? Nunca. Un abrazo, María José.
ResponderEliminarHay gente que nace con el don de curar y la naturaleza sabe porqué, aunque no pueda explicarlo más que con el vuelo de unas mariposas. No como tú, María José, que lo has narrado extraordinariamente, impregnando de magia cada una de las palabras de tu fascinante cuento.
ResponderEliminarFelicidades.
Un abrazo.