Sí. Son diez
¡Cinco, seis, siete, ocho, nueve y diez! Los cuento otra
vez. Uno, dos... Encontré trabajo a los cincuenta años... Tres,
cuatro, cinco, seis. ¡Llevaba mucho tiempo en paro! Siete, ocho,
nueve y diez. ¡Sííí! ¡Son diez! ¡No hay
error! ¡Diez!
¡Diez billetes de cincuenta euros! ¡De nuevo tengo un sueldo!
¡Diez billetes de cincuenta euros! ¡De nuevo tengo un sueldo!
Diez billetes de cincuenta hacen un total de 500. Un sueldo que difícilmente alcanza para pagar recibos, sufragar gastos mínimos y vivir de forma mínimamente desahogada y digna. Pese a ello, tu protagonista parece muy contento, tras haber pasado una época aún peor.
ResponderEliminarUn relato que ahonda en problemas actuales, de los que se podría hablar largo y tendido, pero tú resumes bien en cincuenta palabras.
Un abrazo, Salvador
La actualidad nos muestra situaciones como esta y aún peores. Sí, podría hablarse largo y tendido sobre ella. ¡Ojalá lo hicieran los responsables que nos han conducido a este punto y lo solucionaran Gracias, Maestro.
EliminarCuenta los billetes mil y una veces, no da crédito: su nuevo sueldo de quinientos euros. Qué afortunado el pobre trabajador. Recuerdo la época en que ser mileurista era un drama económico. Y seguimos evolucionado...
ResponderEliminarMuy bien contado -en todos los sentidos-, Salvador. Un fuerte abrazo.
Muchas gracias, Carmen. Es cierto. Evolucionamos... a peor. Es el drama que nos toca reconducir para evitar la tragedia.
EliminarMe encanta, Salvador, el ritmo que adquiere el relato con esa cuenta que se repite y termina con salvas de celebración y, sin embargo...¡qué trasfondo!¡cualquier cantidad es un sueldo hoy...
ResponderEliminarSaludos.
Muchísimas gracias por tu comentario, Manuel. El trasfondo, por desgracia, es nuestro escaparate, nuestra realidad cotidiana.
EliminarAnonadado cuenta una y otra vez su primer sueldo después de un paro prolongado. Me parece un tema muy bien tratado. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarRelato lleno de realidad. Una persona llena de alegría al encontrar un trabajo después de mucho tiempo que da más importancia a la dignidad de volver a tener un sueldo que a la cantidad del mismo. Después vendrá la bofetada de fin de mes.
ResponderEliminarMuy bien traído.
Un abrazo, Salvador.
Pablo
La dignidad... bella palabra, Pablo. Terrible palabra. Muchas gracias por tu comentario.
EliminarMuchísimas gracias, Aurora. Me alegra saber que te ha gustado. Un abrazo.
ResponderEliminarY después de todo, puede considerarse afortunado al conseguir ser mediomileurista a los cincuenta años. Otros no llegan ni a eso.
ResponderEliminarPara reflexionar, Salvador.
Saludos cordiales.
Muchas gracias por tu comentario´, María Jesús. La realidad y la pena es esa... que hay quienes no llegan ni a eso. ¡Ojalá existiera esa varita mágica de la que nos acordamos tanto!
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