Una razón para vivir
Abrió la ventana y miró al infinito. Sus ojos, ya humedecidos, no pudieron contener las lágrimas. Unas por su hijo mayor, otras por sus padres y las últimas por un matrimonio fracasado. Hasta que la cunita comenzó a moverse y le recordó que, pese a todo, el sol siempre sale.
Me gustaría aclarar que, antes de enviar el texto, estuve dudando entre poner comas elípticas detrás de “Unas, otras y las últimas...” o no ponerlas. Al final se quedó así.
ResponderEliminarQueda bien así, sin comillas.
ResponderEliminarA veces hay que centrarse en el presente y dejar los malos recuerdos en el pasado. Esos no cambian.
Un texto para pensar.
Saludos, Maria José.
Muchas gracias por comentar, María. Los malos recuerdos nos pesan como losas y nos hacen caminar por la vida con dificultad. Los que nos faltan no pueden regresar, aparte de que nunca se fueron del todo. El divorcio no es agradable, pero se supera con el tiempo. Un bebé necesita cuidados de su madre y por él hay que seguir tirando.
EliminarGracias, bonita.
Muchos besos.
Tan duro y tan tierno como las dos caras que la vida nos ofrece en su moneda diaria. Desde el título es un precioso canto a vivir y a encontrar la razón esencial por la que somos partícipes de este misterio inconmensurable que tenemos la suerte de disfrutar cada día. cualquier sinsabor, lo compensa el amor de una vida que se asoma por primera vez al mundo.
ResponderEliminarMe llenas de vitalidad para empezar el día con este precioso relato. Un abrazo, Mª José.
Hola, Manuel, muchas gracias. Unos llegan al mundo y otros se van. La vida es una fase, que, ineludiblemente, comienza y termina. Los matrimonios, por desgracia, pueden terminar también. Lo mejor es pensar en lo real y presente. Un pequeñín, en este caso. Y luchar por él.
EliminarMe alegra mucho que te haya gustado.
Gracias, de nuevo, querido amigo.
Besitos de veroño.
Hola, María José:
ResponderEliminarEl rebullir de esa criatura es el sol naciente para la protagonista, esa ventana abierta al futuro, lo que la compensa con creces de nefandos avatares pasados. Significa tanto como su primera razón para vivir, de ahí el título tan atinado. Hay en el microrrelato todo un canto a la esperanza que se abre paso frente a la tristeza de los recuerdos, tan empeñados en amargarle a uno la vida.
Un gran texto, como tuyo, que merece mi más encendida enhorabuena.
Y un gran beso de "veroño", qué término tan precioso has acuñado.
Muchas gracias, Eduardo. La vida se presenta siempre del mismo modo. Por una p que llega a su fin, otra que está por comenzar. Y esta última tiene que llenar sin más remedio el vacío que deja la otra. Es una cadena. Además, los bebés ocupan todo el tiempo, con lo cual no hay posibilidad de que la mente se distraiga en otros menesteres. Tan sencillo como eso.
EliminarMuchos besos para ti. Y, gracias otra vez. Tus comentarios animan a cualquiera.
Se me coló por ahí una “p”.
EliminarCada uno tenemos nuestro ciclo vital, en el que es inevitable asistir al término del de otros a quienes queremos, al tiempo de tener que asumir los fracasos y decepciones. No queda otra que echarse todo a la espalda y no detenerse, porque la vida sigue y no espera por nadie. Por suerte, siempre hay razones para continuar pese a golpes como los recibidos por tu protagonistas, sin duda terribles, pero siempre superables, aunque dejen cicatrices. Un bebé es una de las mayores motivaciones.
ResponderEliminarUn canto a la esperanza y a la búsqueda de la luz cuando todo parecen tinieblas.
Un abrazo, María José
Hola, Ángel, muchas gracias por comentar. Parece que estamos irremediablemente condenados a ver el lado positivo de la vida, pero no existe otro modo de capear las vicisitudes regulares, malas y pésimas que se nos van presentando. Esta madre está absorta en sus pensamientos, hasta que el movimiento de la cuna le recuerda que dentro de ella hay una personita dando patadas al aire y reclamando cariño. Esa criatura no tiene culpa de las desgracias de su mamá. Aunque reconozco que. en dichas circunstancias, no será nada fácil sacar fuerzas para ofrecerle todos los cuidados que requiere.
EliminarGracias de nuevo, compañero.
Muchos besitos.
Un recién nacido es un motivo más que suficiente para seguir adelante, curar heridas y encontrarle una razón a la existencia.
ResponderEliminarÁnimo para tu protagonista y besos para ti.
Hola, mi querida Carmen. Un recién nacido siempre es una bendición. No hay otra interpretación posible. Y, con sus risas, sus pataletas, sus llantos... todo ese mundo interior, algo desconocido en cierta medida, hace que se olviden otras cosas para centrar la atención en él exclusivamente. La nueva vida, infunde vida.
EliminarGracias, guapa.
Besotes.