Yoyó, tútú, bye bye
Mi yo más racional sigue trabajando más horas de las que debe, aunque se ha apuntado a un curso de yoga. El otro, el yo que te quería, continúa tan frágil como siempre, huye todavía de los álbumes de fotos, pero te olvida más deprisa de lo que me gustaría.
Hola, Paloma:
ResponderEliminarUna historia de desamor hilvanada conforme al tríptico del título, bien guapo. Relajarse con el yoga constituye un buen antídoto contra el tósigo de la ruptura del amor. El o la protagonista no quiere ni ver los álbumes de fotos por si acaso viene la recaída y el dolor de la nostalgia. Y, sin embargo, está olvidando a su expareja con una gran velocidad. Esto pudiera oler a posible futuro reencuentro, a pesar de ese bye bye. O tal vez todo haya terminado pese a los rescoldos.
Me encanta tu texto. Enhorabuena.
Y un beso muy grande.
Hola, Eduardo, en efecto, es una historia de desamor, que esconde en el título una parte de la trama, como bien has intuído. En cada persona hay muchas personas diferentes que a veces, ni se comprenden entre sí: a mi yo escritor le gusta escribir sobre el desamor, y a mi yo cotidiano ese tema no le motiva en absoluto. Eso es lo que quiero contar, que somos yoyós que suben y bajan, que bailan(con o sin tutú, a gusto) en la cuerda floja de los sentimientos, y se paran sin el impylso necesario.
EliminarGracias, como siempre, por comentar.
Un abrazo a juego con el beso.
Somos seres contradictorios, nada planos y muy complejos, tu protagonista es un claro ejemplo. Al menos, él es capaz de autoevaluarse para, a partir de sus reacciones, comprender mejor su estado y las circunstancias de su sufrimiento, lo que siente en esa convalecencia tras un fracaso sentimental. Hay dos personas (contenidas en un "yo" y en un tú") y un adiós, pero dentro de ese "yo" hay más de una: la que trabaja más horas de las que debe, tal vez para no pensar; la que se ha apuntado a un curso de yoga, para controlar su ansiedad por la ausencia; la que le duele ver la imagen de quien tanto quiso, porque quiere olvidarla, a la vez que otro yo que también tiene dentro no quiere hacerlo. Quizá, con el tiempo, todo cicatrice. Mientras, tu personaje vive en medio de una tormenta, a la espera de que la situación se resuelva en un sentido o en otro.
ResponderEliminarUn buen retrato psicológico de un desamor.
Un abrazo, Paloma
Somos complejísimos, como tú bien dices, Ángel, y todo lo que hacemos es producto de esa complejidad; incluso en el desamor hay luces y sombras, y eso es lo que tú, con tu capacidad habitual de análisis, has puesto de manifiesto en tu comentario, y lo que yo quería contar: la vida es una escala de grises cuando el amor desaparece.
EliminarMuchas gracias por tus palabras.
Otro pata ti,Ángel.
La razón y la emoción. Conectar con el cuerpo puede tender puentes. El intercambio nos hace diferentes. Así girar página puede ser un proceso menos consciente de lo que creemos y sorprendernos.
ResponderEliminarMe ha gustado tu microrrelato lleno de significados, Paloma.
Un saludo.
Josep Maria, has dado con la clave: la razón y la emoción, son ellas las que llenan de signnificado las palabras que componen este microrrelato. Muchas gracias por comentar.
ResponderEliminarSaludos.
Este es, bajo mi punto de vista, el relato más ingenioso del mes. Me encanta. Me parece una pasada. Lo tiene todo. ¡Bravo!
ResponderEliminarUn beso.
Pablo
Gracias, Pablo, por tanta generosidad! Tu comentario ha llegado directo mi yo más creativo, y desde que lo ha leído está dando saltos por ahí.
EliminarUn beso.
Nuestra dualidad está cantada en tu micro con tantos matices que hace posible saborear tu micro como si de una buena copa de buen vino se tratase.
ResponderEliminar¡Chin, chin, por ti y por tu relato, Paloma!
Jo, Manuel, yo brindo encantada contigo porque esa simbiosis escritor-lector, sea siempre así de enriquecedora.
EliminarChin chin, amigo.
Y el yo que te lee te aplaude por tan buen relato, Paloma. Felicidades.
ResponderEliminarUn beso.