Abatimiento
Los humanos no estamos preparados para recibir el impacto de una bala. Cuando el proyectil atraviesa la piel, los brazos, en un acto involuntario, intentan agarrarse a la vida, inclinándose hacia adelante, mientras el cuerpo, cual coloso derrotado, ajeno a su propia voluntad, se abandona cayendo por su propio peso.
Una metáfora impactante, Malu, con una gran carga de profundidad.
ResponderEliminarAbrazos y reverencias.
Una genialidad, Malu. Con tan pocas palabras todo lo que dices.El título no puede estar mejor elegido. Has conseguido que vea ese cuerpo caer poco a poco, con los brazos extendidos. Como bien dice nuestra querida Rich, una metáfora impactante. ¡Bravo!
ResponderEliminarUn beso.
Pablo
Y felicidades por los sesenta latidos de tu corazón que has transformado en obras de arte.
EliminarAnatomía de un segundo... Me ha encantado tu relato Malu, esas manos que se agarran a la vida, también se me han agarrado al corazón.
ResponderEliminarUn beso.
Los brazos tratan de aferrarse a un asidero imposible, a lo unico que hemos conocido, a eso que se conoce.como vida, que tanto tememos perder y para cuya ausencia, propia y ajena, nunca estamos preparados. Tal vez lo estaríamos si supiéramos a ciencia cierta que después hay algo y en qué consiste.
ResponderEliminarUn abrazo grande, Malu. Felicidades por esas sesenta perlas.
Qué vívida descripción la que haces, Malu, de los efectos inapelables de la bala cuando impacta en alguien. Ese proceso, imposible de calibrar, de lo que allí sucede y del mismo tiempo que transcurre hasta caer al suelo. Maravilloso relato.
ResponderEliminarMás parece casi más un documento visual que narrativo/literario. Y el ritmo tan bien acompasado a la evolución corporal hasta su abatimiento. ¡Guau!
Enhorabuena y un abrazo.
Una emocionante plasticidad recorre la trayectoria de las palabras releídas tras el impacto de la primera lectura. Es un retrato escrito, la imagen de una desaparición permanente, de una sacudida seca encorvando una imagen perdurable tras la retina.
ResponderEliminarNo recuerdo un relato tan visual, con tanta capacidad de convertir palabras en formas.
Es un relato excelente, Malu. Felicidades.
Un beso.
Cuando estamos abatidos, sea cual sea el motivo, bala incluida, reaccionamos así. Nuestro cuerpo habla sin voz, nos aferramos a algo o queremos hacerlo, nos doblamos, las piernas se nos doblan y sin fuerzas... caemos al suelo... aunque estemos sentados o tumbados. La reacción anímica es esa. Metafórico y verídico relato, Malú.
ResponderEliminarSesenta veces dando en el centro de la diana del corazón con tus letras. Este en concreto es de una plasticidad que conmociona. ¡Felicidades, Malu! Que sean muchos más.
ResponderEliminarImpresionante descripcion de una muy desagradable situacion. Buen relato.
ResponderEliminarImagen muy potente la que transmite tu microrrelato, Malu. Poético contraste el de agarrarse a la vida y abandonarse al mismo tiempo... Todo físico, ajeno a la voluntad. A veces lo último que la mente percibe en esta vida. Enhorabuena.
ResponderEliminarUn saludo.
Qué bonita descripción.
ResponderEliminarEn medio de la desolación ahí hay una esperanza: ese brazo que se agarra a la realidad de la vida.
Creo que debería incluirse en los libros de medicina al final de algún capítulo que trate el dolor. Harían más humano y más ameno el estudio.
ResponderEliminarMancantao, bola.
Abrazo de un bolo.
Muchísimas gracias a todos los que habéis pasado por el relato y me habéis dejado unas palabras, siento no poder responderos uno a uno.
ResponderEliminarOs mando besos grandes.
Malu.