La última cena
Fue la mejor comida de su vida. Al entrar en aquella sala repleta, enloqueció con los diferentes olores que lo hacían pasar de un plato a otro. ¡Menudo atracón!
Lástima que luego, de un manotazo, alguien lo aplastó contra la pared mientras con la otra mano no paraba de rascarse.
Lástima que luego, de un manotazo, alguien lo aplastó contra la pared mientras con la otra mano no paraba de rascarse.
¡Pobre mosquito! Menos mal que se ha ido al otro barrio con el cuerpo bien repleto. Un abrazo.
ResponderEliminarEso sí, con la panza llena.
Eliminar(Pero de pobre mosquito nada, que este verano han estado insoportables!)
Un abrazo de vuelta.
Carme.
Poco podía imaginar el pobre insecto, de vida corta ya de por sí, que esa cena suya sería la última. Al menos, murió disfrutando, seguro que con lo que más le gustaba hacer, saciarse. Ya solo queda desear que la muerte haya sido rápida.
ResponderEliminarDivertido e impactante (literalmente)
Un abrazo, Carme
Relato impactante a resultas de actividades previas "punzantes" (léase las picadas del susodicho).
EliminarMurió disfrutando a costa de los picores de los presentes en la sala. (Quizá se nota cierta antipatía de la autora hacia el protagonista del relato, debido a la base auto-vivencial del argumento ;-)
Está bien que al menos haga sonreir a alguien! :-D
Un beso, Ángel.
Carme.
Me ha gustado tu microrrelato, Carme. Bien construido y con final sorpresa, también me ha sugerido significados. La percepción de una gran oportunidad puede llegar a nublar la mente y hacer perder el sentido de la mesura… y del riesgo. Lo mejor de una vida puede convertirse en el último episodio.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muy bien vista esta moraleja del relato. ¡Y es que los lectores de 50 estáis en todo!
EliminarAhí estaba la gula anulando el sentido del riesgo, también en un mosquito, jeje.
Un petó.
Carme.
En el famoso cuadro si te fijas bien, muchos de los comensales parecen estar buscando al mosquito, e incluso Tomás hace ademán de espantarlo, mientras Santiago el Mayor parece señalarlo, por lo menos está claro que los mosquitos son insectos que mueren entre aplausos, con lo que no deja de ser una muerte triunfal.
ResponderEliminarBuen relato que te deja con cierta comezón.
Un abrazo
Jajaja, muy bueno esto de la muerte entre aplausos. Aunque a veces sea con insecticida o a golpe de zapatilla, jaja.
EliminarEsto de triunfal no se lo digas al mosquito, que el triunfo lo entenderá como el banquete anterior al "aplauso" :-)
Abrazo!
Carme.
Simpático relato... ¡menos para el insecto! ;))
ResponderEliminarSaludos cordiales, pre-cena
Eso sí que es verdad, al insecto no le haría gracia alguna. Es para compensar lo que se reía antes, el muy osado.
EliminarGracias por comentar María.