Libertad incondicional
Cuando lo conocí ignoraba qué era una groupie. Detesto esa palabra. Malintencionada e imprecisa para describirme, repetida hasta borrar mi verdadero nombre que él aún ignora.
Ahora, mientras toco su guitarra y él ni se mueve para recoger las monedas, tengo la certeza absoluta de encontrarme en el lugar correcto.
Ahora, mientras toco su guitarra y él ni se mueve para recoger las monedas, tengo la certeza absoluta de encontrarme en el lugar correcto.
Vivimos en una sociedad compleja y diversa, lo cual no es negativo en principio. El problema son los frutos perversos de la misma, como cuando a falta de otra guía con la que llenar su vacío vital, alguien se convierte en adorador de una imagen construida a través de los medios, que posiblemente poco tenga que ver con la persona que hay detrás. Idolatrar a un individuo cualquiera hasta el extremo más indeseado, como es el caso de tu personaje, no es infrecuente, siendo la tuya una historia de ficción posible, que pone el acento en lo manipulables que pueden llegar a ser algunas mentes, hasta el punto de hacer cosas terribles, cuando encuentran alguien o algo a quien seguir y creer de forma incondicional que, no en vano, suena casi igual que "irracional".
ResponderEliminarUn abrazo, Jero
Gracias Angel por tu comentario. Me parece muy interesante como siempre la profundidad de tu perspectiva. Por mi parte aludo también a las opciones que uno toma en la vida y los caminos a donde nos llevan. Mi groupie sigue a su persona idolatrada y no lo abandona en su caída, invirtiendo para siempre el papel de seguidora por el de punto de apoyo que amortiguará mientras pueda su
ResponderEliminarCaída libre. Un abrazo enorme
Me ha encantado la historia porque, sinceramente, la veo muy creíble. ¡Cuántos músicos o cantantes hay que tienen una lista de groupies que son mejores que el propio artista/star! Hay muchos más de lo que nos creemos o si no, ¡preguntad, preguntad a músicos, poetas y locos!
ResponderEliminarMuy bueno, Jero. "Mancantao"
Un abrazo, tío grande.
Isidro muchas gracias por tu comentario. Me alegra mucho que te haya gustado. Un abrazo muy grande
EliminarEn tu microcuento trazas el perfil de dos personajes, por un lado, la narradora del mismo, la cual cuenta cómo fue seguidora –groupie, según la terminología anglosajona- de un cantante, de quien, se supone, está enamorada, pues sigue a su lado en su desgracia, y no sólo eso, como el Lazarillo con uno de sus amos, toca la guitarra y saca un dinero para poder sustentarlo.
ResponderEliminarAsí, se nos presenta como un personaje positivo, pues si bien se la podría recriminar que siga al lado de ese individuo, sabemos que tras esa decisión ilógica está poderosa Afrodita, como diría Woody Allen. Además, se supone que ama la música hasta tal punto que se siente en su sitio actuando en la calle, y que toca, principalmente, por amor al arte, pues la música es lo más importante de su vida.
El otro personaje, ese cantante que la deslumbró y con quien sigue, deja mucho que desear, y se le ve adivina un tanto irresponsable y, por tanto, seguramente, culpable de su fracaso; el que no sepa ni siquiera el nombre de la mujer que le ha seguido incluso en la desgracia ya lo descalifica por completo, y al imaginárselo uno moviéndose de aquí para allá cogiendo las monedas que echa la gente, lo ve un tanto zombi y quizá más fumata que otra cosa.
Describe tu microcuento una situación compleja, de esas que, desde fuera, no llegan a entenderse muy bien, pero que bajo las coordenadas de la pasión y de lo irracional de nuestros sentimientos cuadra perfectamente.
Un abrazo, Jero.
Gracias Enrique por tu análisis detallado. En el fondo yo quizá solo hable de pasión; no necesariamente amorosa, por algo o alguien, hasta el extremo de hacerse responsable de la irresponsabilidad ajena.Curiosamente después de enviarlo fui a ver la película Ha nacido una estrella de Bradley Cooper que va también por estos derroteros. Una casualidad muy interesante. Un abrazo fuerte
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