Para ponerles punto a los finales
Con cierto desgano fue hasta la caja para pagar la comida intocada pero cambió de idea: sacó el aerosol de pimienta, enfiló hacia la pareja y disparó a los ojos de él diciéndole: "Basta de arruinarme los almuerzos. ¡Cuando cambies, mujer, cambia también de restaurante!".
Después, se sentó a comer.
Después, se sentó a comer.
Una "picante" venganza, con recompensa.
ResponderEliminarUn saludo, Elisa.