Salir del armario
Ayer salí del armario y provoqué el pánico en casa. Las luces parpadeaban, los objetos volaban de un lado a otro de la habitación. La abuela lloraba sin entender nada mientras mis padres gritaban aterrorizados. Al fin y al cabo fueron ellos los que me encerraron allí hace diez años.
¡Qué bueno, Pau!
ResponderEliminarJuegas muy bien con el equívoco, con ese no saber muy bien qué le sucede a tu protagonista, si por fin se ha liberado de la tenaza de tener que ocultar su verdadera naturaleza, o si estuvo encerrado (o encerrada) de forma literal en ese mueble. Los efectos que produce su liberación, con luces parpadeantes y objetos voladores, son de lo más original y no hacen sino remarcar algo tan inesperado como temido por su entorno.
ResponderEliminarUn saludo, Pau
Muchas gracias por vuestros comentarios!
ResponderEliminarUn excelente microrrelato. De principio a fin, tan bien contado como culminado. Me ha gustado muchísimo. ¡Enhorabuena!
ResponderEliminarPablo
¡Dios mío! ¡Vaya susto!
ResponderEliminarBueno, a los padres ya les está bien, si metieron allí al pobre crío...
Buena historia con inesperado final.
Un saludo Pau.
Carme.