Se acabó lo bueno
Ya no podíamos contar con él para colarnos en el cine, pintar de rojo las ovejas del abuelo o lanzar piedras desde lo alto del puente que cruzaba la autovía. Empezó babeando detrás de aquella mojigata, pero el día que lo vimos entrando en misa supimos que todo había acabado.
Bienvenida.
ResponderEliminarUf!, todos hemos perdido a algún compañero de travesuras, caído en combate, ja, ja, ja.
Buen micro.
Un saludo, María.
¡Muchas gracias!Uno o dos, jajaja. Me gusta este lugar, por aquí me quedaré. ¡Gracias! Un abrazo.
ResponderEliminarPues es cierto, muchos hemos pasado por experiencias similares. Hay algo extraño en eso de enamorarse y olvidar a los amigos. Y ahora que lo cuentas tan bien, me sigue fastidiando. Buen micro, María, que así es la vida.
ResponderEliminarMuchas gracias, Juan, me alegro de que te haya gustado. ¡Un abrazo!
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